

Había muchas ganas de pasarse por los oídos el cuarto trabajo de los portugueses Gaerea, sobre todo después de haberle dado infinitas vueltas a sus dos anteriores discos, Limbo y, especialmente, Mirage, que tengo en un pedestal dentro de su género. Así que, sin perder tiempo, me puse con este Coma en cuanto llegó a mis manos.
El nuevo álbum es oscuro, opresivo, feroz y, por qué no decirlo, en algunos momentos melancólico. Quizás ese sea el punto que no me acaba de convencer del todo. No voy a negar que hay momentos que me hacen venirme muy arriba, con temazos como “Hope Shatters”, “World Ablaze”, “Reborn” o “Kingdom of Thorns”. Sin embargo, cortes como “Coma”, “Wilted Flower”, “Shape Shifter” o “Unknown”, pese a ser fieles al estilo de la banda, no me han calado tanto. Tal vez ese desencanto tenga más que ver conmigo que con el propio disco, porque vengo de disfrutar muchísimo sus dos trabajos anteriores.
Otro aspecto que no me ha terminado de convencer es la producción. Por momentos me resulta demasiado hinchada, hasta el punto de que algunas partes no me suenan del todo bien o incluso me resultan excesivamente metalizadas, como si hubiera demasiada compresión (hablo totalmente desde la ignorancia en estos asuntos técnicos; quizás algún erudito del tema pueda arrojarme luz algún día).
Pese a las pegas que me ha generado Coma, no puedo decir que sea un mal disco. Reconozco que no me ha motivado tanto como esperaba, pero no deja de ser un digno nuevo capítulo en la historia de una de las bandas de metal extremo más interesantes de los últimos años.
Cold