

False Pretense es una de esas bandas de las que, de repente, todo el mundo habla. Con apenas un par de años de trayectoria, ya han conseguido pisar escenarios muy interesantes, y todo apunta a que todavía están en plena rampa de despegue. Sus seguidores se cuentan por cientos, algo que queda patente cada vez que tocan en directo.
Su primer álbum, No Use for Kind Words, está repleto de posibles singles. Ellos mismos han señalado Carlota, Stop Messing, Red Flag y Faraway, pero casi cualquier otra canción del disco podría funcionar perfectamente como carta de presentación ante alguien que no les conozca.
Su estilo bebe principalmente del pop, el punk rock melódico y el grunge de los noventa, aunque algunas guitarras se acercan a terrenos más metaleros, dejando abierta esa puerta para el futuro. En ciertos momentos transmiten la sensación de estar todavía buscando una identidad definida, lo que, como contrapartida, da lugar a un álbum variado y lleno de sorpresas. Demasiada gente decide demasiado pronto “a qué quieren sonar” y acaba convirtiéndose en una copia deslavada; False Pretense, en cambio, muestra inquietud y ganas de seguir explorando.
El mayor valor del grupo es la impresionante voz de Lucía Tezanos: poderosa, con una rotundidad innegable y una dinámica muy expresiva. Buscando semejanzas se me ocurren, al menos, un par de nombres muy grandes, pero prefiero dejarte jugar al juego de buscarles. Como contraste, también aporta voces el batería, con un timbre muy emocional, y el bajista, que consigue dejarte con un nudo en la garganta en The Day Will Come, si prestas atención a la letra. Este relevo constante al micrófono hace que el disco se pase en un suspiro, y que la reaparición de Lucía vuelva a golpearte, una y otra vez, como si fuese la primera.
Antes de terminar con el manido “en un mundo justo esta gente alcanzaría el éxito masivo”, prefiero replantear la semántica del éxito. ¿Qué más da? Quizá consigan jugar bien sus cartas y acaben llenando estadios, o quizá ni siquiera entre en sus planes. Lo importante es que ahora, hoy, los tenemos al alcance de la mano y podemos alucinar, cara a cara, en cada uno de sus conciertos.