Tras los años oscuros de Emeritus Zero (Nihil) y la renovación que trajo la sangre nueva de Copia, culminada con su alzamiento como Papa Emeritus IV, el papado de Impera llegó a su fin, tal y como pudimos ver en Rite Here Rite Now. El trono no quedó desierto durante mucho tiempo: su hermano gemelo llegó dispuesto a liderar la banda durante un nuevo papado.
Como todo buen feligrés sabe, el cambio de Papa siempre marca una nueva dirección para toda la iglesia. Perpetua aporta un tono menos reflexivo y más directo, dejando atrás las temáticas más dramáticas y sesudas, y presentando, clara y llanamente, un disco de hard rock de escuela clásica, sin artificios.
Probablemente Tobias sea consciente de que la magnitud alcanzada por una banda a la que se le queda pequeño el Madison Square Garden, y que ha encabezado las listas de medio mundo, exige que el siguiente paso en la conquista definitiva de América vaya en esta dirección: un golpe directo y certero que anida en tu cerebro antes de que te dé tiempo a preguntar cómo sucedió. También es probable que, exhausto tras unos años de material más existencialista, haya decidido centrarse en lo inmediato —aquí y ahora, sin teléfonos ni distracciones—, como forma de sobrevivir al miedo que provocan los tiempos que corren.
Sea como fuere, Ghost conserva su caja de trucos: conoce las armonías y melodías que funcionan, y no teme utilizarlas sin remordimientos. Sentado a la derecha del padre, Salem Al Fakir —responsable de éxitos junto a Lady Gaga, Avicii o Madonna—, y a la siniestra, Fredrik Åkesson de Opeth. Lo que funciona, funciona, aunque no siempre sea nuevo ni sorprendente. El grupo guiña descaradamente a Journey en “Peacefield” o a Purple en “Cenotaph”, y seguro que puedes encontrar mil referencias más sin afinar demasiado el oído.
Puede que Skeletá sea un disco algo más flojo que sus predecesores inmediatos, pero está lleno de canciones que ya se abren paso entre las imprescindibles —“Lachryma”, “Peacefield”, “Umbra”, “Satanized”— y esconde algunas joyas, como “Missilia Amori” o “De Profundis Borealis”, que tardarás un poco más en descubrir.
Parte de la chavalería más ruda puede seguir pensando que el metal empieza a este lado de Pantera, pero Rob Halford luce orgulloso un parche de Ghost en su chaleco de guerra. Una vez le escuché decir que todas las grandes bandas de su época tenían temas radiables como “Livin’ After Midnight” o “You’ve Got Another Thing Comin’”, y parece que muchas bandas modernas han olvidado eso… Bien, Ghost está exactamente en el extremo opuesto, reivindicando el derecho del rock bien hecho a sonar en las FM, como en su día lo hicieron Ozzy Osbourne, Whitesnake o Scorpions, por ejemplo.
