

El Madalenrock es un minifestival gratuíto que acaba de celebrar su tercera edición. El año pasado ya pude disfrutar de ver a Freedom Call, que compartieron escenario con las bandas locales Koven y Blast Wave, y este año su plato fuerte ha sido el norteamericano Tim “Ripper” Owens, acompañado de las bandas vascas Krait y Urtz. El festival lo organiza la asociación metalera Tabu Demons Taldea, que también organiza otros eventos metaleros por la zona de los alrededores de Donostia, y lleva años haciendo una importante labor en lo que se refiere a la difusión de la cultura rock y metal por la zona.



No pude ver a Krait, aunque los que los pudieron ver me comentaron que hicieron un bolazo. A los que sí pude llegar a ver fue a Urtz, los cuales habían preparado un repertorio especial basado en sus dos primeros discos, Ekaitzaren Garrasia (1992) y Hautsa Astinduz (1994), considerados los más metaleros de su repertorio. El público local estaba muy entregado; no en vano la banda, natural de la ciudad vecina de Pasajes, se sentía como jugando “en casa”. Finalizaron con la divertida “Kaixo”, y ya nos empezamos a preparar para el plato fuerte de la noche.


Cabe recordar que Ripper es, ante todo, un fan de Judas Priest que ha tenido la suerte de cumplir su sueño, y llegar a formar parte de la banda que tanto ha adorado. Eso explicaría por qué, a pesar de haber pasado por otros grupos, la inmensa mayoría de su repertorio se basa en versiones de los Metal Gods. También es consciente de lo que pide el público que va a verle.
Sonó la intro de “Jugulator” mientras el gigantón de Ohio subía al escenario, pero el primer tema que sonó fue “One on One”, de su último disco con Judas, Demolition. Siguió con “The Green Manalishi”, muy coreada por el público, y con esto ya nos podíamos hacer una idea de que a que también somos fans de Judas el concierto nos iba a gustar. Y más cuando a continuación preguntó al público cuál era su nombre. “Ripper” es el autohomenaje que se hace a sí mismo. Y con este tema se gusta, se desgañita, y presume de su chorro de voz. A continuación volvió a reivindicar su legado en Judas con el tema más icónico de su época, “Burn in Hell”.
El primer tema no de Judas que sonó fue “Hellfire Thunderbolt”, de KK’s Priest, proyecto en el que participa junto al ex priest K.K. Downing.
A veces da la impresión de estar viendo una especie de grupo tributo a Judas Priest. Sin embargo, para mí lo interesante del set list es que, en vez de limitarse a tocar los clasicazos de siempre, propone una lista “alternativa” con temas no tan frecuentes, y sin embargo, muy del gusto de los que somos fans de los británicos. Un ejemplo de esto fue “Beyond the Realms of Death”, uno de mis temas favoritos de Judas de siempre.


Siguió otra del Jugulator, “Blood Stained”, y cayó alguna más de KK’s Priest. A continuación, momento emotivo con el homenaje al recientemente fallecido Paul Di’Anno, “Wrathchild”, de Iron Maiden. No habría sido raro que, debido a los recientes acontecimientos, se hubiese marcado también algún tema de Ozzy (ya en su día interpretó “Mr. Crowley” con Yngwie), pero hay que recordar que Ripper viaja sin banda, y que los músicos que lo acompañan son bandas locales con los que suele preparar el repertorio el mismo día o el día anterior al bolo, lo cual lógicamente lo limita a la hora de improvisar novedades.
Continuó con “Hell is Home”, del Demolition. Y tras un breve solo de batería sonó “The Hellion” seguido del clásico “Electric Eye”. Tras esta, la banda se retira brevemente al backstage. Vuelven a salir, pero esta vez Ripper anuncia que contará con una colaboración para el último tema. Se trata de Iñaki, vocalista de Krait, y fan declarado de Judas. Sin duda un detallazo por parte de Ripper. Juntos interpretan “Living After Midnight”. Y esta vez sí, foto finish, y despedida. Se me ha hecho bastante corto. Y es que de verdad lo ha sido. El concierto apenas ha durado poco más de una hora.

Me quedan muy buenas sensaciones tras su concierto. Ripper es un gran cantante, enorme, quizás lastrado por su falta de carisma encima del escenario, y sobre todo por haber llegado a una banda gigante con la pesada carga de intentar hacer olvidar a alguien tan inigualable como Rob Halford.
Texto: Jimmy Crimson
Fotografías por: Alex Infante