

Mi primer Teresuca, y lo pasé genial.
El Parque Jado de Santander se convirtió en un lugar para la reunión de personas afines, mismas luchas, intereses comunes, muchas ganas y donde crear algo bonito y recordar la comunidad. Gracias a la organización y a l@s voluntari@s por hacerlo posible.
De todas las bandas que tocaban durante el día, a algunos ya los había visto más veces, al ser cercana a ell@s, como Lúkaro y los recién estrenados: A Dalli, pero otras de las bandas consiguieron impactarme, hacerme reír y bailar y olvidarme de todo, y por ello, escribo esta crónica con ellas.
La sesión musical del Sábado la abrieron Lúkaro, (Lu y Martin), después de retrasos con el escenario e inclemencias del tiempo que decidió darnos una tregua. Después de la lluvia, salió el solazo y nos quedó un día genial en el que hubo momento de cante, momento de dar espacio a la asociación Apapachando de la que Lía ha hablado ya alguna vez en el programa, y para alzar la voz y gritar en defensa del pueblo palestino.


LÚKARO se subieron al escenario para comenzar con su Intro e ir representando canciones de su disco publicado LA PREVISIÓN DEL TIEMPO y del CUADERNO DE VIAJE DEL FARO QUE SE CONVIRTIÓ EN MAREA que se publicará, esperemos, muy pronto.
Si algo define a Lucía es desparpajo e hiperactividad, lo mismo toca la guitarra, que el ukelele, que canta, da el cante, recita poemas antes de las canciones, se nos pone sensible, nos hace ponernos moñas, y Martin marcando el ritmo y poniendo un poco de seriedad, pero solo un poco.
Tras la Intro, presentaron al público Buen Viaje, presente en su primer disco, una canción de que desde el primer acorde es todo buenas vibras, amor flotando en el aire y dolores que se disipan con las caricias de la naturaleza y el saber apreciar los pequeños instantes.
Le siguió Canciones de carretera de su nuevo álbum, La Vuelta, Asubiu, A mi favor, Reivindico la Ternura (con dedicatoria para su sobrino Nel) en la que nos insta a quitarnos la armadura, ser nosotr@s mism@s sin que nadie nos corte las alas ni nos impida volar.
Llegó el turno de las dos colaboracionesque Lucía había prometido en sus redes: Atardecer en el Palmar con la colaboración de Ainara (Cabx) y La suerte no se olvida con la colaboración de Bertillo que sorprendió a los presentes con su voz cazallera o garrapatera como ell@s dicen. Ambos tienen redes sociales donde podéis escuchar sus canciones.
Después se quedaron a solas de nuevo en el escenario para interpretar Vuela, Caída Libre, “yo que tuve miedo a perder y ahora que he perdido, he perdido tanto que perdí el miedo y me quedé a solas conmigo” y finalizar con Ahora, de ese nuevo disco que pronto verá la luz.
Tras Lúkaro, se subieron al escenario del Teresuca los integrantes de Bolas & Los Bolardos, que personalmente me gustaron mucho y me sorprendieron con su puesta en escena satírica y el humor ácido de sus letras, con las que consiguieron sacar un montón de sonrisas de aceptación a los presentes.
Enseguida reconoces sus canciones porque son versiones de otros artistas de pop y rock conocidos, que dejan de ser meras versiones para ser piezas creadas con ingenio y genialmente perfiladas, lo que demuestra la creatividad de la banda para ese doble juego que brinda sorpresa cuando los escuchas por primera vez y que deja un buen sabor de boca.
Las canciones que escogieron para el Teresuca fueron: Nicolás Caja, From lost to the river, Subiendo al norte, Karie borroka, Orgullo STV, que habla de la personalidad de las gentes de Santander, que nos sacó un montón de sonrisas incluso a los que vivimos en Torre.
Pusieron el punto más soñador y melancólico de la sesión con Una de Manu Chao, con los acordes del Bella Ciao, como no podía ser de otra manera, para romper con todo y volver al humor sarcástico con Cayetano Juglar, que nos sacó un montón de risas, con la vestimenta del cantante y su pluralidad.
Campechano García levantó a toda la gente que la coreódesde los primeros acordes, encendió a los presentes, ¿Quién no ha escuchado nunca Extremoduro?, y Bolas & Los Bolardos nos sorprendieron con su letra hablando de cierto rey campechano que ahora tenemos de vacaciones en Abu Dhabi, una verdad tras otra. Ell@s se animan a decir lo que muchos pensamos y lo que casi nadie se atreve a decir. ¡Gracias!
Siguieron con Metro – TUS y cerraron su concierto, con un himno, Santander Kalimotxera, que yo había descubierto versioneada por Nel Tardiu cuatro años atrás, y que habla de lo que nos gusta a la juventud irnos de litros, la fiesta, el kalimotxo y mezclar en bolsa, una versión peculiar de la canción por todo el mundo conocida Santander La Marinera de Chema Puente.
Esta banda fue para mí un gran descubrimiento, un momento de muchas risas y bailoteo, por lo que recomiendo a todo el mundo que les dé una escucha si no lo ha hecho ya.
Tras ellos, tocaron dos jovencitos Nico Valle y Esther Campo, que nos sorprendieron a todos con su maestría tocando la guitarra eléctrica el primero y su maravillosa voz, y tocando la guitarra y cantando la segunda con su voz más aterciopelada y fina, pero igualmente preciosa. Me quedo con su interpretación de La Llorona que nos puso la piel de gallina convirtiendo el instante en algo inolvidable.
Tras ellos, subieron al escenario LA CALOCA, Adrián, Nacho y Andrés, para llenar el parque con un poco de juerga y marcha de la buena.
Empezaron fuerte con una versión de La Polla Records, Ellos dicen mierda, que a muchos nos transportó muchos años hacia atrás, y fueron jugando con distintos géneros, provocando que nadie del público se estuviera quieto. Si algo caracterizó a la actuación de LA CALOCA fue diversión y locura. Para mí fueron un gran descubrimiento.
Fueron presentando sus canciones, con desparpajo y maestría en los instrumentos, cercanos al público, cómplices, y eso hizo que los asistentes entraran fácil, les acompañaran y vitorearan las letras.
Se me olvidó otra vez, Fruta fresca, La mala reputación, Gimme tha power con la que muchos volvimos a nuestra adolescencia con los acordes de Molotov.
Continuaron con Por qué te vas, El rebelde, En el barrio de latón que nos sacó recordó nuestro lado más punki, Tren huracán, Amanecer galáctico, La mano de dios que nos transportó a Argentina, tierra del batería Andrés y Mix reguetón.
Entre tanto baile y cachondeo, La Caloca también tuvieron espacio para reivindicar con una versión muy conocida, Entre poetas y presos de La Raiz, la que personalmente más me gustó, por su carácter guerrillero y que en estos momentos de oscuridad y decadencia se hace más que necesaria que esta canción sea recordada, que cada letra y cada verso sean coreados con el puño en alto y con ganas de luchar por cambiar el futuro que nos viene.
“Somos el preso libre entre rejas, Pasamontañas, rompecabezas, Somos el llanto y la carcajada, Los empujones a la alambrada, Somos los que fueron tanto siendo nada…
Somos los hijos de los versos, de los poetas y los presos, la voz que grita entre los huesos de las cunetas para despertar…al universo”
Cerraron su set–list con El mariachi y Jesucristo García, que a algunos de los presentes nos transportó a los bares de nuestra adolescencia (Plymouth), dejando el escenario y al público bien caliente, cediendo la tarima a la siguiente banda.
Gracias a Adrián por la púa, y por lo que él sabe.
Todo estaba listo para que A Dalli se subieran y segaran otro prau, con su saber hacer, con su jorra, desparpajo, cachondeo infinito y letras críticas y directas a la yugular, como solo ellos saben hacer, con sus camisetas rebeldes y sus faldas de colores con un gran mensaje detrás que cualquiera puede descifrar, reivindicación de la cultura de los pueblos, de los trajes regionales llevados a la actualidad, que demuestra que no olvidan sus raíces.
Además, nos trajeron sorpresa desde el primer minuto, con la entrada de un nuevo miembro, una nueva falda de color naranja, bien conocido por todos porque es miembro de Jaya Folk, Changel, que se suma para acompañar a la Flauta y la Gaita de nuestro jovencito Ángel, que en tres conciertos se ha convertido en un showman aclamado por su legión de fans; y que nos trae la melodía del Saxo para dar más personalidad si cabe a la banda, más flow.
Con A Dalli no puedo ser imparcial porque soy la novia del bajista y porque los he visto crecer desde cero, desde que se puso la semillita del nacimiento con la reunión de tres amigos y ex miembros de una banda, y aunque solo han dado tres conciertos, este ha sido el primero en el que he dejado de ser un poco Tribu para disfrutarlo en primera línea como una persona más del público.
Kitos (perro), Lucia, Berto, Andoni y los dos Ángel, cambiaron un poco el set–list en comparación con El Varuko y El Surtidor, más adecuado a la entrada de Changel, pero como ya es costumbre dieron comienzo con Una morenuka en la que Lucia marca el comienzo con la pandereta y su voz, que es uno de los temas más folk, más tradicionales pero con ese puntito canalla en la letra que les caracteriza.
Continuaron con Cantabria para vivir, que ya es un grito a la no masificación de nuestra tierra, a la defensa de nuestros valles y pueblos, algo que al Gobierno de Cantabria se le olvida y le da igual lo que piensen sus ciudadanos. Y que A Dalli no se cortan a la hora de alzar la voz y protestar por lo que es injusto, igual que con la siguiente canción Hipertrola que habla de las plantas de biogás y de los Molinos que están destruyendo nuestros hermosos paisajes para beneficio de las grandes empresas de energía. ¡No a los molinos! Aquí Lucia vistió a Markitos con todo lo que ella no puede llevar mientras toca la guitarra y juntos dijeron lo que otros no se atreven a pronunciar.
Konservadoras, es la canción más cargada de humor y sátira de la banda, y siempre saca una sonrisa a los presentes.
Falasteen hurriyá, un canto para la libertad del pueblo palestino, poniendo nombre al genocidio que están sufriendo por parte del Estado de Israel, que tuvo un momento emotivo para la banda, ya que un ciudadano palestino que estaba en el Teresuca y que no hablaba español, se acercó al más joven de la banda, Ángel, para mostrarle una traducción que llevaba escrita en el móvil donde les daba las gracias a la organización por colgar la bandera de Palestina y a la banda por el tema que habían creado, dejándole un hueco y micrófono la banda para que se expresase frente a todo el pueblo del Teresuca.

Después de la canción más oscura, llegó el turno de Soplagaitas, ya se ha convertido en un himno y eso que solo llevan tres conciertos, es la más coreada por los asistentes, y ese juego de división del púbico y gritos siempre pone el punto de jorra en medio de la reivindicación. Una canción perfecta para desestresar, para bailar, para poguear incluso y quedarse bien a gusto.
Cantabria espierta es otro himno, una canción cedida por Mariu y Paulu, conocidos por todos, que se hace más que necesaria en estos tiempos que corren. Debemos luchar desde abajo para que los de arriba nos escuchen, se incomoden, y se les acabe el pastel. Cantabria tiene que despertar, tiene que luchar por sus raíces, no puede seguir dormida. Porque si sus paisanos no luchan por ella nadie lo hará y después ya no valdrá de nada el arrepentirse.
Después de la reivindicación llegó la calma y el cachondeo, las congas y los trenecitos pero de nuevo con un espacio para gritar frente a las injusticias, Txakatxá, llega para poner de manifiesto el problema de abandono que sufren las redes ferroviarias y los cercanías que unen los pueblos y ciudades de Cantabria, cuando otros sueñan con un Ave que lo único que hace es traer más papardos. ¡Que no se me ofenda nadie, pero es la verdad!
Tdah, es una canción cuya letra puede parecer la menos elaborada de todas en cuanto a calidad literaria, pero es una de las que más le gusta al público porque tiene baile propio y siempre saca una sonrisa a todo el mundo al sentirse identificado con lo que la banda nos dice. Son unos cabecitas loc@s que se les olvidan los planes, los días, las llaves puestas, unos desastre en resumen. Pero l@s queremos igual.
Y tras esta locura, la juerga regresa de nuevo con dos canciones muy bailables, #hoysesale que habla de esos viernes que nos merecemos tod@s para olvidarnos de todo, viernes y sábados de conciertos, kalimotxo y futbolín, y un ritmo que muchos pensarían que no se puede mezclar con Folk, pero que A Dalli lo hacen a la perfección, Folketón donde Kitos y Lucia, tan distintos, tan dos generaciones, acaban meneando el trasero hasta el fondo, vitoreando y moviendo a la gente, como si llevaran toda la vida cantando y bailando junt@s.
Y si es que algo se palpa desde abajo del escenario, es la complicidad de todos sus miembr@s, la jorra y el respeto a la diversidad y a que las personas sean como quieran ser, instándoles a que no tengan miedos ni complejos, y se diviertan a cada segundo, que paladeen la vida sean altos, bajos, delgados, con más culo o menos culo, en bragas, en tangas, en bolas, con playeras o en albarcas… Vida solo hay una y hay que vivirla.
Para cerrar, regresaron con la canción que le pone nombre a la banda, A Dalli, donde Changel toca el saxo dándole a la canción otro ritmo distinto al inicial, pero un color y unas vibras, que han encantado al público y que a mí personalmente me flipa.
Las faldas: roja, amarilla, morada, verde, azul y naranja se despidieron del escenario del Teresuca después de la foto de rigor y con una sonrisa enorme de oreja a oreja.








Tras ellos, MOUNTAIN TOPS, que me encantaron con su característico reggae, otro de mis descubrimientos de la noche, tiempo de relax después de la tormenta A Dalli, dónde el público viajó a las nubes, a otros países, a otra cultura y su esencia más pura, con tan solo cerrar los ojos. Un show de miradas cómplices, excelentes músicos y un público que pedía un poco de aire después de tanto bailar. Bailar, bailamos, pero más flotando que joteando.
Después de ellos, se subieron al escenario SEYMOUR FRY, THE PULSEBEATS y la Dj SARA PUAJ, pero esta que os escribe tuvo que retirarse sin poder vivir el Teresuca hasta el final.
No quería acabar esta crónica sin ceder un espacio a una de las Asociaciones que estaba presente en el parque y que hacen una labor increíble. APAPACHANDO.
Os dejo su web para que conozcáis más sobre esta asociación para niñ@s con enfermedades raras y sin diagnóstico en Cantabria.
Texto crónica: Rebeca Bañuelos.
Fotos: Andoni Antxoa.