

La raza humana está condenada y solo la muerte es real. 2020 fue de ese tipo de años. Y ahora, para recalcar ruidosamente que la aniquilación es algo inevitable, los poderosos ASPHYX regresan con un nuevo álbum y otra tormenta de riffs que amenazan con la mortalidad.
Formados en los Países Bajos en 1987, ASPHYX siempre han sido una de las bandas más implacablemente singulares del death metal. Con un sonido construido a partir de los materiales más crudos, han sabido combinar con destreza la furia más rápida y extrema con algunos de los pasajes de doom más claustrofóbicos y supurantes jamás grabados en una cinta. Abriendo su impecable trayectoria con el clásico absoluto The Rack en 1991, ASPHYX nunca se han desviado de su visión única, entregando una serie de álbumes legendarios que siempre han sido considerablemente más pesados que todo lo que los rodeaba.
Tras una larga pausa a comienzos del nuevo milenio, ASPHYX se reunieron en 2007 y demostraron una renovada pasión por el arte del death metal cargado de doom. Con el carismático vocalista Martin van Drunen al frente, los holandeses publicaron una tríada de discos universalmente aclamados – Death…The Brutal Way (2009), Deathhammer (2012) e Incoming Death (2016) – consolidando aún más su reputación como una de las bandas más explosivas y tumultuosas del underground metalero. Con una formación estable por primera vez en muchos años, los ASPHYX de 2021 son una bestia afilada y encendida, lista para arrasar con la competencia y aplastarnos a todos con riff tras riff sangriento.
Grabado durante el confinamiento, el décimo álbum de estudio de la banda, Necroceros, es manifiestamente más pesado y feroz que todo lo que habían publicado antes. Inspirado en parte por los horrores y frustraciones de la era pandémica, Necroceros es también una celebración en toda regla del sonido definitorio de ASPHYX. La encarnación actual de la banda – Martin van Drunen, el guitarrista y principal compositor Paul Baayens, el bajista Alwin Zuur y el batería Stefan Hüskens – ha pisado a fondo esta vez, aprovechando el excedente de tiempo libre para entregar su mejor disco hasta la fecha.
Al igual que su predecesor, Necroceros dice mucho sobre la fuerza y la concentración de la formación actual de ASPHYX. El aparentemente inagotable arsenal de riffs devastadores de Paul Baayens es simplemente incuestionable: ya sea en la ferocidad desatada de piezas cortas y punzantes como la inicial The Sole Cure is Death o la descarada y sarcástica Botox Implosion, o en las largas y abrasadoras letanías atmosféricas como la monolítica Three Years of Famine o la monstruosa canción final que da título al disco, Necroceros es una clase magistral evidente por sí misma.
Una prueba ensordecedora de que los últimos 12 meses también trajeron algunos resultados positivos, Necroceros es una obra maestra asesina para esta interminable era de la muerte. Al fin y al cabo, la muerte nos alcanza a todos tarde o temprano.