Hacía tiempo que no venía al Escenario Santander a un concierto, y este no estaba en mi agenda ni nada, pero desde que lo vi en la de NdR una semana antes supe que tenía que ir. Es un tándem que promete: Gus G a la guitarra, conocido como alma mater de Firewind pero también por haber estado con el mismísimo Ozzy Osbourne; y Ronnie Romero a la voz, que se dio a conocer con su banda Lords of Black y, de manera a la de Ozzy, tuvo la gran oportunidad de cantar en las giras que vieron renacer a los Rainbow de Ritchie Blackmore. Resulta que han lanzado un single, “My premonition”, recientemente y desde junio han estado presentándolo por festivales.

La de Santander era su primera fecha en sala de una gira que les llevará por varios países de Europa. No estamos acostumbrados a que estas giras de proyectos interesantes paren en nuestra comunidad (y lo de que arranquen directamente aquí yo aun no lo había visto), y últimamente la gente de Escenario Santander se lo están currando para que podamos disfrutar de estos bolazos sin tener que desplazarnos a Bilbao, por ejemplo. Aquí abro un melón: ¿está el público cántabro haciendo un esfuerzo igual? El caso es que la sala es grande, la banda como tal no tiene ni mucho recorrido ni discos ni cosas de esas, puede que siendo viernes antes del Pilar la gente tenga otros planes… sinceramente a mí no me parecen excusas de peso para que la organización tuviera que reducir el tamaño de la pista de público y que aun así los asistentes estuviéramos sobradamente holgados. En fin, dejo el melón abierto porque prefiero hablar de lo vivido musicalmente.

Tras una intro instrumental grabada salieron los músicos menos Ronnie para tocar los dos primeros temas que también eran instrumentales. Tiene su lógica que, siendo el proyecto nacido de un guitarrista, y que la mayoría de lo que tiene publicado es en ese formato, prefiera salir más tarde Ronnie y ya hacer el concierto casi del tirón. El segundo de los temas, “Quantum Leap”, me gustó especialmente porque tenía más cambios y dinámicas. Me percaté que acompañando a Gus estaba Johan Nunez a la batería, que es quien toca con él en Firewind como comprobé en el concierto que reseñé en Madrid (solo que ahora tenía el pelo más largo).

Para el tercer tema ya salió Ronnie, además era un tema suyo, “Castaway on the moon”, y aquello ya tomó forma automáticamente. Lo cierto es que en este tema aún me pareció que destacaba más Gus con su solo y no fue hasta el siguiente, “Chased by shadows”, que todas las miradas se pusieron fijas en Ronnie. Tiene un vozarrón impresionante y transmite mucho con su voz y gestualidad sobre el escenario. A mí esta interpretación me estaba recordando al icónico Dio (sin haberle visto yo ni nada, desgraciadamente), y esto se hizo más palpable despés con su manera de usar los cuernos lanzándonos conjuros. Y fue con los dos siguientes temas que tocaron que esta sospecha mía cobró más sentido: para empezar, el “The mob rules” de Black Sabbath grabado originalmente por Dio; y luego el “Kill the King” de Rainbow, que a mí ya me puso bien a tono, siendo verdad que echaba de menos el sonido de un teclado, pero a pesar de ello, lo defendían a la perfección.

A continuación, se animaron con una de Thin Lizzy, con el mero nexo de que les molaba. El tema elegido era “Cold Sweat” e incluso Gus se lanzó con unos coros. Siguió el momento estrictamente promocional tocando el single “My premonition”, tema muy bien construido con varios cambios y buena presencia de las voces. Y en el asunto voces, el siguiente tiene también su miga: “Redemption”, del primer disco en solitario de Gus y sonando por primera vez en España, y que grabó junto a Michael Starr, cantante de Steel Panther; esto obligó a Ronnie a llevar su registro vocal por otros senderos, y lo bordó. Luego “I am the fire” que con esa temático podría perfectamente ser un tema de Firewind, pero no, es de Gus en solitario. Y prácticamente en solitario, con la parte instrumental y Ronnie mirando desde detrás de la cortina, se tiró un buen rato sacando jugo a su guitarra. Por delante, por detrás poniéndosela en la nuca… y no paró de sonar flipante todo el rato, la verdad que es un muy buen guitarrista, eso es innegable. Pero el tema no había acabado, quedaban unos coros que debíamos cantar desde el público y se produjo un batiburrillo gracioso al no explicar del todo bien Ronnie cómo era el ritmo: omitió el silencio que anticipaba la letra a modo de síncopa, y una vez aclarado ya sonó decente y pudieron acabar.

Ahora sí tocaron una de Firewind, “Destiny is calling”, y aquí ya vi al batería más en su salsa y haciendo trucos con las baquetas. Quedaba la traca final: primero el mítico “Highway star” de los Deep Purple en la que casi no se oía a Ronnie por toda la gente que estábamos dándolo todo a pleno pulmón; y luego una de su etapa por Rainbow, que explicó que era la que más le emocionaba a él, “Stargazer”, que pese a ser un tema más largo, no perdió fuerza en ningún momento y causó una gran impresión. Imagino que debe ser parecido a lo que se siente en los conciertos de tributos, que solo tocan versiones (si logras eludir el prejuicio contra estas bandas), aunque lo que estábamos viendo nosotros sí que tenía más garantía de funcionar mejor y emocionar más por los nombres que lo defendían y su trayectoria.

Hicieron el tedioso paripé de bajarse para los bises, y eso que lo había explicado antes Ronnie, aún así hubo gente que se fue y el pipa tuvo que asomarse para que la gente reclamásemos con más fuerza la vuelta de los músicos. Otra vez que no sale Ronnie para un tema instrumental. Y ya definitivamente la traca final: con un emotivo homenaje a Ozzy tocaron el “Bark at the moon” y todos los móviles de la sala se alzaron a registrar el momento; “Shot in the dark” ya sí con sonido de teclados de fondo; y el apoteósico “War pigs” para cerrar, con el que Ronnie no debía esforzarse lo más mínimo por tesitura así que nos deleitó con su interpretación.

Fue una noche muy entretenida, prometía serlo. Podían haberse puesto tercos y tocar solo temas estrictamente de su repertorio solista, pero lógicamente saben cómo contentar al pueblo sin dejar de meter sus temas que es que además suenan muy bien. Sinceramente no sé cuántos mateítos ponerle, estoy entre 6 como franjas tiene una bandera arcoíris e infinito como colores tiene un arcoíris como fenómeno meteorológico.

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Texto: Mateo
Fotografías: Maya C. Cañestro
