No es la primera vez, ni espero que sea la última, que recorro los más de 900 km que unen Polop con Santander para ir a una fiesta de Noche de Rock. Así que me echo la manta a la cabeza, o más bien el casco, para ir a Valencia en busca de Félix, Luna y Óscar, y desde allí proseguir nuestra aventura.
Como supongo que no demasiada gente va a leer esto, me puedo explayar tranquilamente y confesar una cosa: Esta vez no voy a Cantabria para ver un concierto, sino para reencontrarme con mis amigos y pasar un buen rato con ellos. La verdad es que no soy especialmente seguidor de ninguno de los dos grupos, pero ambos estuvieron increibles y deste esta noche me declaro fan de Vhäldemar.
Llegamos a la sala Rock Beer The New, todo un acierto la elección para celebrar el 29º aniversario del programa ya que funciona muy en sintonía con la mentalidad underground que Óskar quiere transmitir. Nada más entrar asistimos a la prueba de sonido de Vhäldemar, es ahí cuando me doy cuenta de que lo de esta noche va a ser épico, y es que Carlos ya asoma la patita con su actitud y buen rollo. Saludos a diferentes miembros, aún desconocidos para mí, de las bandas y tras alguna cerveza empieza la fiesta.
En la puerta ya cuelga un “elaborado” letrero de sold out, lleno absouluto. Con un ambiente cargado de expectación y una sala abarrotada, Bifrost toman el escenario con la seguridad que les caracteriza y el, siempre divertido, saludo de Jose (bajista).
El concierto abrió con los golpes secos de la batería de “So Close to Chaos” del último disco, “Her Den” (2022), marcando el carácter de la banda, con su sonido contundente y su presencia escénica, que envolvió al público captando la atención de toda la sala. “Hurt Me Again” del disco “Freedom” (2011), mostró la evolución del sonido del grupo, tocando con la intensidad y madurez de su sonido actual. Luego llegó “The Bridge” (Her Den), el momento más melódico de su actuación, sin perder su contundencia, en especial, en el momento en el que explota este tema, que hizo agitar las cabezas de toda la sala.

Para “When It Rains” la audiencia ya se encontraba ávida de caña y recibió los riffs de las guitarras de Fonso y Ovi, en este potente temazo, con el que abren su último disco, con cabezazos al aire y cuernos alzados. Bifrost lo defendió con maestría y originalidad, con unos novedosos coros, que hicieron destacar el talento improvisador de estos magníficos músicos, así como la complicidad entre ellos.
Los frenéticos golpes de la poderosa batería de David, daban paso a “Strength to Go On”, brutal interpretación de uno de los temas más cañeros de su último disco. Luego “Corruption We Pay” demostrando, de nuevo, su increíble capacidad para demostrar agresividad en directo, en diferentes tempos, con el bajo rítmico preciso de Jose y la voz de Ovi que resonó con fuerza en el New.

Vuelta a los inicios con “Web of Lies” del disco Moving On (2007) ejecución minuciosa de sus guitarras dobladas y un despliegue técnico destacable por parte de todos los músicos. Un tema complicado de hacer sonar, que en sus manos parece fácil.
El cierre con “Faceless”, tema ganador de la edición de JUVECAN 2003, fue rotundo. La banda dejó una última impresión de solidez, contundencia y profesionalidad, poniendo el broche final a un concierto que cumplió sobradamente con las expectativas de una noche tan especial.

En conclusión, Bifrost ofreció un directo potente, cuidado y coherente, a la altura de la celebración del 29º aniversario de Noche de Rock. Con la sala llena y un público completamente entregado, la banda demostró su capacidad para dominar el escenario y justificar por qué se ha consolidado como una propuesta firme en la escena metalera de la región. Dejaron el ambiente preparado y al público encendido para recibir a la siguiente banda de la noche: Vhäldemar.
Desde el primer momento ya se ve que no va a ser uno de esos conciertos para estar haciendo fotos y charlando con los amigos. Con sólo mirarte Carlos te coge del pecho, te zarandea y no suelta hasta que no te ve dar botes y gritar con puño en alto, es increíble la energía que desprende el conjunto del grupo.
Llegados a este punto de la reseña es cuando tendría que hablaros del repertorio, pero como ya os he avanzado antes, no ERA seguidor del grupo. Pero con la amplia discografía que arrastran, os digo que se pueden permitir el lujo de tocar sólo temazos que todo el mundo corea cual concierto de Manowar (A los que Carlos lanzó un guiño en el momento en el que agarró la guitarra).
Con los grandes músicos que lleva, Carlos puede darse el gusto de dedicarse únicamente a ejercer de algo más que frontman / showman diría yo. Pronto se les queda pequeño el escenario y Carlos va conquistando terreno a costa del público. Por cierto, lo de intentar echar a la gente que no se lo pasa bien, o ir a buscar fuera a los que no han podido entrar al bolo por el sold out, o han salido a fumar, es un terreno a explotar que nunca he vivido.

El concierto discurre entre himnos, gags, incursiones del vocalista entre el público, barra y altos del local, whisky para los de primera fila y risas entre los compañeros de batalla (un abrazo Manu), parece que estamos en la avanzadilla de la batalla de los campos del Pelennor.
El ritmo es tan trepidante que no me doy cuenta de que han pasado casi dos horas tocando hasta que empiezan a recoger instrumentos y comentamos lo vivido entre tortillas y empanadas.


Al día siguiente, después de una ducha para quitarme el perfume “EAU de Jack Daniels” con el que fuimos bautizados los que andamos en primera fila, nos vamos a desayunar, cogemos el coche y vemos a la mayoría de los integrantes del grupo. Es entonces cuando me doy cuenta de que tras cruzar unas palabras y consejos sobre el viaje de vuelta, la actuación de Carlos sobre las tablas no tiene nada de impostada. El tipo es así.
¡A MUERTE!
Texto: Ángel y Kelly
Fotos: Sonia Toledano (Más en FB)
Vídeos: Oskar y Jose Opposer
