

Esta, como casi todas las buenas historias, empieza en varios lugares a la vez. Tengo que contarla tal y como yo la viví, cuando allá a finales de 2024 mis redes se llenaron de mensajes del tipo “Tienes que ver esto” tras la actuación de Apotheus en Rock Beer the New. Ese día compartían cartel con A Dark Reborn y Six Burning Knives, aunque estos últimos no llegaron a actuar porque acababan de ser afectados por la Dana.
Ahí en el New andaban Txutxy Cano, Txen, Sonia Toledano y alguno más que se acordó de mi en cuanto empezaron a tocar. “Tienes que ver esto”. No pasaría tanto tiempo… el día de Reyes me llegó un mensaje de mi otro amigo Miguel, que también había estado en el concierto y se había quedado luego charlando y cambiando teléfonos con su batería.

A partir de ahí comienza a funcionar la maquinaria. Contactamos con Toro y Mar de los Bancos, la fecha que nos interesa la tienen reservada Absalem, pero ellos y Breakdown Productions ponen todo de su parte para remar en la misma dirección y ya estamos en marcha… Muchos whatsapps, sortear algunas dificultades de última hora, buscar ratos donde no los hay para llegar con todo listo al día de autos. Lo de siempre, y que no falte.

Cinco en punto. In extremis tuvimos que contactar con Dani Frïlls, de Granada Goblin para echarnos un cable con el sonido, también se apunta. Apotheus descargan. Vienen cansados de tocar en el RockMetal Camp de Limoges. Es el pistoletazo de salida de una gira que les va a llevar por Francia, Italia, Hungría, Rumanía, Croacia y Austria y que hemos hecho parar en Unquera en su única fecha española. Un avituallamiento que les viene al pelo para tomar fuerzas, y seguir acrecentando el pequeño núcleo que han formado aquí. Se les ven las maneras, prueban en poquísimo tiempo y con la precisión de quien ha trabajado muy duro consiguen un sonido muy bueno con unos pocos ajustes.
Por la otra puerta aparecen Absalem. Están presentando su último EP Mortem, que completa a Anima de 2023 para formar un álbum completo con un macho cabrío como portada compartida entre ambos. Llevan varios meses sin mucho descanso, convenciendo allá donde van con su energética propuesta.
Se nos ha echado el tiempo encima. Comienza a llegar gente y estamos todavía terminando, así que la última parte de su prueba es casi parte del concierto. Arrancan del tirón y ya tienen al público encendido.
Su vocalista Gin nos mete en el bolsillo en pocos segundos. La potencia de sus guturales no le resta nada a su voz melódica que calienta a base de sorbos a su chupito de whiskey entre canción y canción. A pesar de la hora temprana consigue una interacción total con la congregación que responde cuando pide coros, brazos en alto o linternas de móvil.
La base rítmica va como un tiro, sumando una capa de secuencias que hacen que todo suene más moderno y bailable, aunque sin restar fiereza a las guitarras deathmetaleras.
La magia del directo ha hecho que vuelva a casa con una nueva perspectiva sobre Absalem. Hay miles de bandas muy buenas por ahí, pero un buen concierto pone las cosas en su sitio. Llevo una semana sin sacarles del reproductor, y con ganas de que se presente de nuevo la oportunidad de volver a verles.






Sobre Apotheus empezaré diciendo que juegan en la liga de bandas como Vola, Riverside o Persefone, por ejemplo. Y no me refiero sólo a que practican un progresivo a la manera de este siglo, si no a que realmente se mueven en los mismos parámetros. A lo mejor aun no están instalados en el circuito internacional de festivales, pero lo estarán, o al menos deberían llegar a estarlo.
A veces te topas de morros con algo así sin llegar a esperarlo, como nos pasó hace meses con los geniales Hippotraktor. No pude evitar pensar en la primera vez que vimos a The Ocean, en la parte de arriba de la Heaven. Cómo supimos inmediatamente que aquella banda era otra liga. Se me vino a la cabeza la primera tímida gira de Leprous junto a Amorphis, y cómo salimos convencidos de ahí dispuestos a predicar la palabra.
El arranque de su concierto puso todo patas arriba. Ojos como platos de los que traían expectativas, de los que habían curioseado sus vídeos aquella misma mañana y de los que pasaban por allí a ver que echaban. No es para menos. Ejecución al milímetro, sonido espectacular, coordinación entre luces, humo y música de espectáculo mucho más grande de lo que cabe en un lugar tan modesto como los bancos.
Las canciones de Apotheus hilan como banda sonora de una distopía futurista, a nosotros nos dejaron una parecida sensación de irrealidad. Menuda suerte, tener ahí para nosotros una banda así.






Cuando echas las cortinas y vuelves a casa de una como esta, piensas que todo el sobresfuerzo mereció la pena. Tanta gente, poniendo todo de sí, sacando tiempo de dónde no lo hay, llevando al límite las posibilidades para conseguir hacer realidad noches tan improbables como esta.
Entonces suena el teléfono, y un amigo quiere contar contigo para otro lío… y claro, dices que sí.


Texto y vídeos: Oskar Sanchez
Fotografías: Maya C. Cañestro