

De entre todas las opciones apetecibles este fin de semana nos decidimos por el Gatufest. Una iniciativa de la Asociación Gatucos Torrelavega, dedicada al control y cuidado de los gatos sin hogar de esta ciudad. La causa benéfica siempre suma, pero es que además reunía a cinco bandas de nuestro entorno conformando un cartelazo con entrada gratuita, precios populares en barra y una ubicación que se viene reivindicando como lugar de conciertos de tamaño medio desde hace ya casi una década. Todo a favor.

La Sala Multiusos Sergio García es ideal en tamaño y ubicación, no tanto en sonido, ya que está diseñada como un pequeño pabellón deportivo y la sonorización fue bastante complicada. No se cuanto se podría mejorar colocando lonas o similar, pero si finalmente va a cumplir esta función como parece, sería importante estudiar y realizar las modificaciones pertinentes. También es cierto que según fue entrando gente el sonido mejoró notablemente, a pesar de la gran altura del lugar.


La primera banda en actuar fueron Trippin’ Up Thoughts, que se habían incorporado al cartel en las últimas semanas, para nuestra alegría. Hace ya algún tiempo descubrí su música pero aun no había tenido la oportunidad de verles. Nos les perdimos por los pelos en el Festival de Medio Cudeyo y tenía esa espina clavada.
Pues el resultado estuvo a la altura de mis expectativas. Tienen un sonido que me hace pensar en los noventa, pero lo desarrollan sin nada de nostalgia. Con una voz clara y precisa, y mucha soltura en el escenario. Sobre todo, manejan ya una buena cantidad de canciones quedonas y me sorprendí cantando más estribillos de los que pensaba conocer. No me quedaban ya muchas dudas, cuando me ganaron del todo con una maravillosa versión del Días de Escuela de Asfalto.





Cason Brena es una de las bandas que más hemos visto el último año, así que no hubo sorpresas. Cuetu endemoniado, y la banda tocando más rabiosa y conjuntada cada vez. Insisto en el gran paso adelante que han dado desde su último EP. Pese a la bola que se iba formando en el pabellón, el concierto fue muy brutal.



Con Murdeity era mi segunda vuelta, tras su actuación en Itaca hace unos meses con To the Burial. Ese día me dejaron muy sorprendido con su propuesta, y también algo descolocado. Ayer con las cosas más claras, los disfruté aun más. Proponen una lucha primordial entre las fuerzas del orden y el caos, densa como una sopa de petroleo, al doble de guturales y con más de todo todo el rato. Sonido de guerra, como una horda de orcos arrasando una aldea. Intentar comprender qué está pasando, produce el tipo de desquicie que suelen sufrir los protagonistas de los relatos de Lovecraft.
Aun sólo tienen un par de temas disponibles en plataformas, pero tenemos firme intención de seguir su desarrollo muy de cerca.


El estilo más pausado y limpio de Pizzería Moloch les benefició en circustacias adversas. Disfrutando del sonido más nítido de la noche y poniendo a todo el mundo a bailar al ritmo de la música del diablo. Hicieron un set bastante basado en su último álbum, dejando fuera algunos de sus más memorables hits. En realidad algo bueno, ya que a pesar de que su historia no es tan dilatada ya han clavado en nuestra cabeza suficientes melodías como para que empecemos a echar de menos algunas de nuestras favoritas. Tienen el sonido, la intención y la presencia como para convertirse en referencia de su estilo. Veremos si el tiempo pone las cosas en su sitio.



Cuando salieron al escenario Karne Cruda la cantidad de público fácilmente se duplicó, mucha gente se había ido incorporando directa desde a fiesta aniversario de Redneck y otros tantos tenían pinta de haberse desplazado hasta allí con la intención de verles a ellos. No en vano arrastran dos décadas de carrera y son uno de los grupos más importantes que ha dado el punk en nuestra tierra. Se formó un jaleo importante dese el primer guitarrazo, y es que van como un tiro. En un mundo con tanta postal, nuestros KC muestran la cara más auténtica del Punk. ¡Respeto!
Pese a las mencionadas dificultades de sonido, el balance es muy positivo. Torrelavega necesita un lugar así para reunir conciertos de tamaño medio. Un festival similar al mes, sería un buen salvavidas durante el invierno. Agradecemos a la Asociación Gatucos Torrelavega haber tenido la iniciativa de montarlo, la sensación que tuvimos fue de que la barra y el merchandising se movieron lo suficiente como para comprar media tonelada de pienso. Ojalá sea así, y se repita pronto.