Este fin de semana ha ofrecido muchas y variadas ofertas de ocio. En la tierruca además de la macrofiesta aniversario del programa había conciertos en casi todas las salas… y para los viajeros o sencillamente residentes en la capital una oportunidad única de presenciar un partido de la NFL de fútbol americano en España… nah, ¡es broma! preferimos mil veces bajar unos kilometrillos más hasta Leganés para ver a los míticos del power metal alemán Helloween junto a los emergentes (cada vez más asentados) finlandeses de Beast in Black. El sábado como es mi caso, o el domingo como en el caso de la segunda parte de la crónica… o ambos días como eligieron muchos fans del buen power metal y como esperamos que podáis disfrutar los leyentes con nuestra crónica conjunta y transtemporal. Las fotos y vídeos corresponden a la primera noche, la que primero sacaron a la venta allá por OCTUBRE DE 2024, a la que pasados unos meses colgaron el cartel de SOLD OUT por lo que añadieron la segunda que por poco logra la misma hazaña.
Mientras que Cantabria era pasto de las llamas por el viento sur (en realidad por culpa de unos cafres, pero eso es otra historia), en Madrid llovía y hacía frío. Eso obligaba a llevar chubasquero para la cola, o paraguas aunque según las indicaciones previas eran objetos prohibidos… pero luego la organización de los accesos dejó bastante que desear así que tampoco hubo que deshacerse de él (ni usarlo durante el concierto porque era “La Cubierta”). Digo que la organización de los accesos fue penosilla porque solo habían puesto un par de vallas para organizar las colas, pero los de pista estábamos arrejuntadas las como 300 primeras personas bajo el voladizo. Y cuando fueron a abrir las puertas desde dentro avanzamos como una columna de hoplitas y se desató el caos y en definitiva se ralentizó lo de leer los QR (porque por suerte somos gente civilizada los jevis y respetamos esos procedimientos en lugar de correr como salvajes hacia las primeras filas).

Una vez dentro solo quedaba esperar a que empezase aquello. Empezó super puntual, fuera luces, dentro cinta y acto seguido salieron los Beast in Black. Gran parte del público no sabía muy bien qué esperar de ellos o simplemente les interesaba más lo que iba a venir después, pero ellos supieron enfrentar eso y con un gran concierto poner a bailar a todo el mundo. Con un recorrido por su discografía de 3 álbumes que se extiende por 10 años ya, más sus dos piezas sueltas más recientes (Power of the beast y Enter the Behelit). Al ser un show para abrir tenían que dejar canciones fuera inevitablemente, y pasar de una a otra casi sin respiro ni para Yanis el cantante. Quien hizo un papel destacadísimo, de lo mejor de las veces que le he visto.


También hay que destacar su última incorporación, Daniel Freyberg a la guitarra, en sustitución de Kasperi, quien ha dejado la banda poco después de empezar este tour. No sabemos si será ya el guitarrista definitivo o para más años pero lo que está haciendo de momento ya tiene mucho mérito y muestra su habilidad al clavar y aprenderse un set con muchas partes solistas tan rápido. Han anunciado disco para el año que viene y gira con tres fechas en España, siendo la de Madrid anunciada este mismo fin de semana (quizás es que tenían que venir a cerrar los últimos flecos en persona, a saber).

Es una banda que ha sabido definir su estilo muy bien con temazos redondos en todas sus entregas, y lo defienden en directo a las mil maravillas. Tienen una manera de cautivar a la audiencia y, como decía, ponerla a bailar, que ya quisieran tantas otras bandas como Helloween para llevarlos de gira, y será más pronto que tarde que sean ellos los que lideren esas giras. Me bajo de mi corcel alado de predicador del power metal con toda la motivada del recuerdo de lo vivido allí para ceder el testigo a mi compañero colaborador Jimy que os va a relatar la segunda parte del show.
Helloween arrancaron tirándo de clásico, con March of Time. Como gran novedad en esta gira se ven unas pantallas enormes que hacen que el escenario pueda mutar con cada canción, proyectando animaciones adaptadas a cada tema, lo cual, sumado a las pirotecnias y otros efectos, visualmente hace que el show sea mucho más atractivo. También son esas propias animaciones las que sirven para presentar los temas. Con respecto a la banda, la ya sabida complicidad entre Kiske y Deris, tanto durante las canciones como en las presentaciones de las mismas, lo cual da muy buen rollo. Se ve a Weikath cada vez más viejo. A Sascha cada vez más joven, y a Kai cada vez esforzándose más en parecerse a mi tía Eduvigis la del pueblo. La base rítmica formada por Daniel y Markus, no decepciona nunca.

Tras el inicio, donde se ve al público entregadísimo, quizás por haber tirado de una de los Keeper para empezar, llega un momento de bajón con una versión reducida de The King for a Thousand Years. Quizás no era el momento para tirar de una de las canciones de una de las épocas menos populares de la banda. En mi opinión el principio del bolo requiere de más adrenalina. Por lo menos se agradece que no se marcaran los 13 minutazos que dura el tema entero.
Tras acabar, se marcha Deris y deja a Kiske solo para que tire de otro clásico: Future World. Como curiosidad, Hansen repite la intro spooky que hizo en el Live in the UK. Bonito guiño. Cañón de serpentinas y la euforia vuelve a desatarse entre el público. El debate temas viejos/nuevos no es ajeno a esta banda tampoco. Pero ellos defienden su legado. Y además vienen presentando disco nuevo, con lo que mínimo alguna tenía que caer. Y, efectivamente, la siguiente fue This Is Tokyo. Y nuevamente desfile de gente que aprovecha para ir al baño.

Ahora es turno para que Andi defienda lo suyo. Y lo hace con una fenomenal versión de We Burn. Con fuego y lanzallamas. Y en ese momento pienso en lo flipante que me pareció en su día The Time of the Oath. Porque los primeros discos con Andi fueron sin duda la resurrección de unos Helloween que estaban contra la lona. Y el mismo Andi años después tuvo la humildad de aceptar la vuelta de Kiske para volver a relanzar la banda. Y ahí está, el bueno de Andi, casi ajeno a todo, chapurreando ese castellano que aprende de vez en cuando a hablar en Tenerife.
Vuelve a salir Kiske al escenario y se marcha Andi. Se marca un speech sobre la IA, sobre las máquinas y los humanos, el escenario se convierte en una máquina arcade gigante, y arranca la gran sorpresa de esta gira: Twilight of the Gods. Estamos en el mejor momento del concierto, sin duda alguna.

Lo bueno de este formato extraño con tres cantantes (Kai también reclama su parte en este pastel) es que les permite descansar en un repertorio que es bastante exigente. Recuerdo las giras con Deris solo cantando, que se le veía que no era capaz de defender el repertorio dignamente. Y más teniendo en cuenta que era obligatorio tocar temas de los Keeper. Y a todo esto, que se marchan los dos frontmen, y precisamente se queda Hansen con el micro. Se viene una del Walls of Jericho. La elegida es Ride the Sky. Y La Cubierta se viene abajo.
Y entre tanta intensidad, tocaba volver a darse un descanso. Nuevamente otra del reciente Giants and Monsters, en este caso Into The Sun. No es mal tema, y creo que es perfecto para este momento del concierto en el que quizás el cuerpo pide algo de tranquilidad para afrontar lo que queda. Subió un poco la intensidad con una Hey Lord! en la que Deris volvió a reivindicarse, y que además volvió a levantar un poco al público.
Se tiñó el escenario de estética de peli espacial de ciencia ficción. Y tocaron Universe (Gravity for Hearts), posiblemente el mejor tema del nuevo disco. Después, otra de la época Deris, Hell Was Made in Heaven.
Y de la nada, un solo de batería. Deris bromea con que es buen momento para ir a fumar. Pero después llegaría el éxtasis con el mayor éxito de la banda: I Want Out. Confetti, alegría, los dos cantantes dándolo todo, y nuevamente el público entregadísimo. Con esto finaliza el bloque principal del concierto. Y a todos se nos ha hecho corto. Sabemos que faltan temas básicos por tocar. También empezamos a hacer cálculos de cuánto tiempo queda, cuáles puede que se queden fuera, qué es lo que nos queda por ver. Sé que el setlist es público desde hace tiempo. Pero a mí me gusta llevarme sorpresas sobre la marcha en los conciertos.
Oscuridad. Silencio. Se ilumina un pequeño cuadrado en el extendido del escenario con dos sillas. Aparecen Kiske y Deris con una guitarra acústica. Desde la gira Pumpkins United vienen haciendo los dos un pequeño break para tocar baladas míticas de la banda. Pero esta vez se hacen de rogar un poco. Charlan entre ellos. Ríen. Conversan un poco con el público. Kiske toca y canta un fragmento de Yesterday. Agradece al público que la conozcan. Deris le quita la guitarra y toca Pink Bubbles Go Ape (!!!!!!!!). Kiske la canta medio riéndose. Le quita la guitarra y toca un fragmento de In the Middle of a Heartbeat. Deris la canta. Ríen. Curioso formato este. Deris recupera la guitarra y toca A Tale That Wasn’t Right. Por supuesto, Kiske la canta. Pero esta vez, al llegar el momento del solo, aparece toda la banda para terminar la canción como Dio manda. Y desde luego, ese momento del solo de Weiki, es de lo mejor que pasó en la noche. Pura magia.



En este tramo en el que se supone que entrarían solo clásicos quedaba tiempo para una más del Giants and Monsters. En este caso, A Little Is a Little Too Much.
Se queda con el micro nuevamente Kai. El escenario se llena de Marshalls virtuales, un logo de metal de la banda, y un extraño tema de la época Hansen: Heavy Metal (Is the Law). Sorprendente y muy bien acogida. Me gusta más que se toquen temas sueltos de esta época en vez del medley que hacían antes. Y me gusta que se toquen temas no tan típicos.
Y llega el momento de Halloween. Sí, la tocaron enterita, como debe ser. Y lo disfrutamos enormemente los que estábamos allí. Porque a esa canción no le sobra ninguno de los 13 minutos que dura. Fin del segundo bloque.
Quedaba la traca final. Aquí sólo puede haber temazos ya. Y empieza a sonar Invitation. Nuevamente nos venimos arriba. Sabemos que viene a continuación Eagle, Fly Free. Y nuevamente cañones de serpentinas, y nuevamente nos dejamos todos la voz, justo ahí donde necesita Kiske que le ayudemos. Y ese tapping imposible de Groβkopf. Y nuevamente La Cubierta es una olla a presión.

Ahora sí, el clasicazo de la época Deris: Power. No podía faltar. Con los dos cantantes intentando involucrar al público. Y para acabar, Dr. Stein. Con todo el mundo saltando, cantando y bailando. Terminaron con el estribillo final de Keeper of the Seven Keys. Se agradece que no la tocasen entera, la verdad. Y aun así, me pareció el colofón perfecto. Una calabaza gigante en el techo presidiendo el fin de fiesta. En el fondo, el logo del 40 aniversario. Y la banda, agradecida, saludando al público y tirando baquetas, púas y parches. Y el público, aún más agradecido. Porque puede que la elección de temas no sea del gusto de todos, pero lo dan todo en el escenario, y no saben hacer un concierto malo. Nunca decepcionan. Tocaron dos horas y cuarto. Saben reinventarse año tras año y sorprender. No se les puede pedir más, sin duda.
Texto: Mateo y Jimy
Fotos y vídeos: Mateo
