

A veces, todos los elementos confluyen para que la energía fluya de forma especial. Con Mehnai en el escenario, es fácil que eso ocurra, porque ella sola, con su guitarra, ya es un reactor nuclear. La hemos visto con Vane Peripecias en Teoría de Cuerdas, con Yeyo pintando mientras ella canta en Muertos de Hambre, con María Vidal y Rebeca García en esa maravilla llamada Mujeres de Carne y Verso, acompañada por Mario de Inocencio, a dúo con Eyeslandic, con Yenia y Gema en Mujeres Cantan a Mujeres, con banda completa en el Teatro de Torrelavega, con trío de cuerdas, enfrentándose al covid con un público enmascarado, de tú a tú en nuestro propio estudio… Siempre distinta, como una puñalada inesperada en el estómago que deja una herida que recuerdas siempre.
Si el lugar de reunión es el Anticuario de Torrelavega, la fractura es múltiple. No lo habíamos visitado desde su reapertura, y volver a caminarlo ha sido un continuo déjà vu, con recuerdos que creíamos perdidos para siempre. Como un viaje al pasado, a una Torrelavega distinta, tal vez algo idealizada… pero puede que no. ¿Aquello era mágico, o éramos nosotros quienes andábamos por la vida con la piel hipersensible? ¿Puede que estemos empezando a recoger lo sembrado, y el tejido de conciertos en bares empiece a resucitar? Ojalá.
Nadie pone un bar a callar como Mehnai. Es más fácil si el público está a lo que está, y ha llegado en una acalorada tarde de julio, sacrificando el aire fresco y dispuesto a prestar atención. El ambiente se corta con un cuchillo desde los primeros acordes de Sufjan Stevens.
Dice Carmen que le gustaría que cantásemos las suyas. Claro que nos las sabemos, pero ¿quién se atreve a poner su voz de fondo a una canción cantada por ella? Sería como dar un par de brochazos a Las Meninas, para acompañar a Velázquez en su pintura.
Red Dragon se empieza a acercar peligrosamente a la década. Junto con Trust Freebird y Grab it While It’s Hot, forma una trilogía discográfica perfecta, que sería impecable incluso si se quedase ahí. Sin embargo, poco a poco van asomando tres o cuatro nuevas que ya vamos reconociendo de otras veces: Livy, dedicada a su hija Olivia, y Holes and Pockets, sobre un desengaño amoroso, otra vez. A veces, de manera egoísta y secreta, deseo que a Mehnai le vaya mal en el amor, para que componga un disco nuevo.
Finalmente, nos atrevimos a acompañarla —un poco tímidos— durante el Perfect Day de Lou Reed y el Wonderful World de Black, con el que casi siempre rubrica que la vida, aunque intensa y a veces dolorosa, merece la pena ser vivida.
Sin duda, tardes como esta ayudan a comprenderlo mejor.

Foto de Portada por Igor Cobo