

Estos últimos años se ha hecho tan complicado ver a Órbita en directo que en cuanto anunciaron su participación en el festival más largo del verano apuntamos la fecha con un punto azul bien gordo en el calendario del teléfono.
Para quienes no conozcan El Reino de Cabezón explicaremos que mantienen una programación diaria, con bandas y solistas de distinto pelaje, haciendo del reducido espacio del que disponen en interior uno de los más concurridos de toda Cantabria. Una escena viva que se construye con el esfuerzo colectivo, ya que funcionan a Entrada Inversa, y que se desborda por las ventanas hacia la terraza en la que también algunos disfrutan de su cerveza mientras escuchan a la banda del día.


A eso de las diez de la noche comenzaba el concierto. Aunque el Reino es un lugar bastante íntimo en el que gran parte del respetable son parroquianos habituales, es cierto que Cantabria aloja cada vez más turismo, y me resultó divertido ver la cara de sorpresa de algunos de ellos al descubrir in situ a una banda tan buena y lanzar al aire la consabida pregunta ¿Pero estos, por qué no son más conocidos? Pues ya ves, hace poco entrevistaron a uno de los programadores del Festival Terramar y comentaba que es difícil encontrar grupos “medios” por menos de 100.000 euros de caché. Dadme un telefonazo, de verdad, que os paso una lista de grupos buenos, algo más baratos. Lo del Reino sí que es un festi “Boutique”.


Si etiquetase a Órbita de Post-Hardcore causaría confusión en el lector, pero realmente esa etiqueta tendría todo el sentido en su historia personal. Después de militar juntos en varias bandas de HC-Emocional y Screamo, guitarra y batería continuaron juntos en este proyecto que tiene ya unos quince años de historia. Desarrollan un sonido que tiene como base el post rock de arpegios cristalinos y cocciones lentas de estallidos musicales a lo Mogwai, y un poco de mirarse a los pies como Coucteau Twins o Slowdive, aunque en realidad arrastran a ese sonido todo tipo de influencias como buenos devoradores de música que son.




Las letras son introspectivas y las voces mantienen el toque de lamento del estilo que les vio nacer. La batería tiene insospechados arreglos que mantienen tensa la cuerda, pero sorprenden por su musicalidad, y el bajo también aporta la base sólida tan necesaria en un trío, sin desatender algunos arreglos muy bien colocados.



Su última grabación Estado de Animación Suspendida es del año 2021. Anuncian sin mucho entusiasmo que aun tienen CDs a la venta. Me cuentan a la salida que están ya listos para entrar a grabar nuevas canciones, pero les falta el empujón para saber cuando y cómo. Esperamos sea pronto, porque en casa somos muy fans.