

El Soundcity es una congregación. Una cita en la que, año tras año, los fieles peregrinamos hasta las orillas del río Saja-Besaya para disfrutar de un festival con un concepto diferente. Un concepto que nos enamoró desde la primera edición. Da igual quién toque: son los tres mejores días del verano. Son nuestras Navidades en agosto. Todo el mundo está feliz, todo el mundo está contento. Si alguien busca la definición de socializar en el diccionario, solo tiene que pasarse por una edición del Soundcity.
Un año más, desde que nos trasladamos a La Lechera, tengo la fortuna de cubrir para Noche de Rock una de las jornadas del festival. En esta ocasión fue la última, que coincidía con el 16 de agosto: día de San Roque, patrón de los rockeros, y fecha en la que falleció Elvis.
T22:
Los encargados de abrir la jornada final eran los locales T22 y su rabia punk. Para este bolo tan especial para ellos contaban con la presencia de Jaime, batería de Wet Cactus, por la imposibilidad de Ozzy de acompañarles en esta cita. Creo que era la séptima u octava vez que les veía en directo y les noté mucho más maduros, con la base rítmica súper sólida de Jaime y Chucho Pendejo dándole a las cuatro cuerdas.
Chucho es un bajista superdotado para el punk. Porque se llama Jesús y es de Torrelavega, pero si se llamara Jason y fuera de Nueva York podría haber tocado en el grupo que él hubiera querido.
También contaban con José María Martín, ya como miembro oficial del grupo después de un par de años en los que solo colaboraba en un par de temas, apoyando con las guitarras. Y, al frente de todo, Aníbal, el encargado de componer y dar tiza a todo volumen.
Para este bolo tenían un montón de temas nuevos que no reconocí de las anteriores ocasiones, sonando mucho más ramonianos; es decir, con la influencia de los Ramones mucho más acentuada en estos nuevos cortes, además de un par de versiones de Sugus y Fanta.
En el último bloque dejaron sus temas de The Butt, su primer plástico. Así sonaron Villacampa, Manti, Sabattini, Santanderino de toda la vida, Carmen Porter y Patinar o morir para cerrar. Temas, todos ellos, mucho más reconocibles en su repertorio.
La verdad, un lujazo ver a estos músicos —amigos— en un escenario grande, en su festival. Y se notaba que eran conscientes de ello, porque dieron una exhibición punk sin concesiones.
Gracias T22

Grande Amore:
Tras T22 llegaba el turno de Grande Amore, banda gallega formada por Nuno Pico, Clara Redondo y María Grep. Que en Galicia ha existido una escena underground toda la vida es innegable. Ya desde épocas contemporáneas a la Movida, con Golpes Bajos, Siniestro Total o Cómplices, hasta épocas más cercanas con Los Piratas o DeLuxe. Y eso sin mentar a su potente escena celta —Milladoiro, Carlos Núñez, Luar na Lubre, Tanxugueiras…—.
Sin ir más lejos, la edición actual del Soundcity contaba con cuatro representantes de la escena gallega de distintas épocas.
Grande Amore es una banda de electro rock, con letras sencillas y que canta en galego.
Personalmente, siempre he sido un gran defensor de la multiculturalidad lingüística del país, al igual que de la autodeterminación de los pueblos. Así que desde siempre, los grupos que han cantado en su idioma me han transmitido un buen rollo de la hostia. Me encanta. Grupos como Gatibu, Berri Txarrak, Huntza en euskera; Zoo en valenciano; o Manel y Lluís Llach en catalán, por citar solo media docena de referencias.
Más allá de todo esto, me costó entender su propuesta, demasiado electrónica para mi gusto. Contaban con guitarra, bajo y sintetizador, con las bases grabadas. Nuno, que hablaba mucho entre canción y canción, tuvo un recuerdo para Eric Jiménez, que actuaba con Lagartija, del que dijo ser un gran admirador. Me hizo gracia porque pensé que lo disimulaba muy bien al no contar con batería. Al menos, cuando hablaba resultaba gracioso y hay que admitir que hicieron bailar a todo el personal, que es de lo que se trataba. Salieron del escenario con un tema cercano al groove.
Un grupo más que me certifica que hago bien en no abandonar el rock and roll y el blues.
Aunque reconozco que gustaron y que la gente acabó muy contenta, que es de lo que se trata: eclecticismo, diversidad y dar cabida a sonidos alternativos para cubrir todos los espectros soundcitiers.

Teenage Fanclub:
Llegaba el turno de los escoceses, uno de los platos fuertes del festival y unos veteranos de la escena pop británica.
Eran cinco —dos guitarras, bajo, batería y teclados— y empezaron con un pop suave llamado Alcoholiday.
Dijeron que eran Teenage Fanclub antes de Endless Arcade, donde subieron un poco la intensidad. El cantante cambió la Les Paul para About You, un rock and roll suave que es una de mis favoritas y que disfruté como un crío. Ya estaba metido en el bolo. Afinaron un poco para It’s All in My Mind, otra canción pop muy dulce que sirvió para que el guitarrista se luciera mínimamente con unos fraseos.
Continuaron con Metal Baby y I Don’t Want Control of You, otro de sus hits. Con Everything Is Falling Apart continuó el carrusel de cambios de guitarras: el cantante fue alternando instrumento en todas las canciones. No había tema en el que no cambiara. Decir que este, además, fue cantado por el guitarrista.
Middle of My Mind y What You Do to Me certificaban que estaban dando un conciertazo. Al menos para mí. Un concierto muy soft, con un sonido de 10 y con esa dulzura y elegancia tan British.

Falling into the Sun e I’m in Love siguieron en la misma línea, con un poco más de intensidad y ritmo. 120 Minutes es otro de sus hits que también me encantó. ¡Guau! Qué bonita les quedó. En Neil Jung se intercambiaron los roles: el bajista y el guitarrista cambiaron posiciones, y el cantante cogió una Fender por primera y última vez, en un tema al que le saqué ciertas influencias Springsteenianas.
My Uptight Life fue otro temazo que me encantó, en la más pura herencia de los Beatles.
The World’ll Be Okay fue muy bien defendida, con mucha dulzura. Qué bonita fue.
The Concept anticipaba la despedida y es probablemente su mayor éxito. Bueno, sin el probablemente. Fue interpretada con una clase exquisita… y para mí fue genial. La acabaron con unos coros vocales maravillosos.
La despedida llegó con Everything Flows, donde acabaron gustándose, con duelos de guitarras incluidos, para cerrar tras una hora y cuarto.
Lejos de la rabia punk y rockera de otros años, con Toy Dolls o Supersuckers, los amigos de Portugal este año optaron por la elegancia británica del pop. Todo un acierto en su programación.
Gracias Teenage.

Lagartija Nick:
Hablar de Lagartija Nick es hablar de Granada. Como dice Eric Jiménez, su batería: la única ciudad que tiene nombre de bomba. Si antes hablaba de la Escena Galega, lo de Granada ya se sobredimensiona. No es que haya una escena, es que sería imposible entender la cultura de este país sin mencionar a esta ciudad. Y no solo musicalmente hablando (su herencia andalusí o Lorca, por citar dos ejemplos).
Pero, como hablamos de música, no solo fueron pioneros con gente como Miguel Ríos o Los Ángeles, o dentro del género rocker con 091, La Guardia o Lapido, sino que ha sido la escena más influyente a nivel indie o alternativo con Los Planetas, Lori Meyers o estos Lagartija. Sin olvidar bandas más actuales como Niños Mutantes. Lo dicho: difícil entender la historia de la música de este país sin pasar por Granada.
Con la introducción instrumental de Carmen Celesta hacían su aparición los Lagartija. El inconfundible Antonio Arias al bajo y voz, Juan Codorniu a la guitarra, Machuca bunkerizado en un entramado de teclados y órganos al más puro estilo Jon Lord y el gigante Eric Jiménez, el mejor batería del país. Un batería que me fascina.
Y empezaron repartiendo desde el principio con Sonic Crash. Codorniu tenía una SG blanca chulísima, y créeme que sabía utilizarla. Arias, que demostró estar en muy buena forma, comenzó a cantar Lo imprevisto mientras Eric golpeaba como si no hubiera mañana. Sin solución de continuidad, La Estratosfera. Antes de No lo puedes ver dio las buenas noches a Torrelavega, para seguir con Universal, otro trallazo.

Nos dieron un poco de pausa con Las libélulas, un rock un poco más experimental, para volver a dar caña con Agonía, Agonía, un rock más tradicional. Crimen, sabotaje y creación es un tema que no suelen incluir en su repertorio y que hizo las delicias de muchos. En La curva de las cosas siguieron experimentando sonidos. Tan raro, tan extraño, tan difícil la tocan desde hace tiempo enlazada con Ahora, formando una sola canción.
Volvió un minuto de pausa con Buenos días, Hiroshima, uno de sus mayores éxitos, que aprovecharon para denunciar públicamente el genocidio palestino. Niña ahogada en el pozo empezó con una intro de Eric. ¿Os he dicho antes que es un batería que me fascina? Es un rock andaluz incluido en Omega, el disco conceptual que grabaron con Enrique Morente, del que incluyeron unas voces grabadas.
20 versiones es un rock que, sin descanso, nos lleva a Conmigo crece el caos. Strummer/Lorca es un tema que bebe del punk y que aprovechó Codorniu para lucirse con la SG. Siguió brillando en Nuevo Harlem, metiéndole mucho wah-wah, y parecía que acababan con Celeste, a la que añadieron una introducción con mucho groove (Killing in the Name) para después aderezarla con gotas de rock andaluz. Y cuando ya estaba todo el pescao vendido y el set list previsto finiquitado, decidieron volver a salir a tocar tres más.
Empezaron el encore con Satélite, un rock con mucha distorsión, para seguir con Inercia, un tema más punk que fue un trallazo incendiario; y acabar con Luna, con mayor influencia del rock andaluz, al que dieron al final un barniz Doors. Ahora sí, tamaño bolo quedaba finiquitado. Mientras abandonaban el escenario del Soundcity, aún retumbaban en nuestros oídos los tambores de Eric Jiménez. Un lujo volver a tener al mejor batería del país en nuestro festival.
Gracias, Lagartija Nick.
Y con semejante directo se cerraba una edición más del Torrelavega Soundcity. El festival alternativo, el festival del pueblo. El festival ideado por unos chavales que aman la música y la ciudad y que tenemos la fortuna de que quieran compartir este amor con todos nosotros. Sé que todo son frases muy manidas. Que todos las utilizamos a menudo durante estos días . Pero es que tenemos que decirlo una vez más ¡Menos mal que nos queda Portugal!
Gracias Industrias Portugal.
Que nos duren muchos años.
Me despido con lo que ha sido el grito de guerra más escuchado en esta edición.
¡Larga vida al Soundcity!




Manuel quintana Ortiz – (Manolo Rock City)
Torrelavega 16 agosto 2025
Fotos: Sonia Toledano
Fotos Setlists y postconciertos: Manolo Rockcity
Vídeos: Juanma Pinto