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Voy a usurpar esta frase suya y decir que Volbeat están a una carambola del destino de pasar de llenar el WiZink a llenar el Wanda.
Porque todo lo demás ya lo tienen: giras espectaculares, discos de culto, sonido, luces, experiencia y, sobre todo —y más importante—, temazos.
Acaban de sacar disco, el noveno de su trayectoria, God of Angels Trust, que es el que están presentando en esta gira, y que es un discazo. Particularmente, yo ya tengo disco del 2025 para el par de publicaciones que me piden lista con mis favoritos del año.
La cita era en el BEC, como la anterior vez que les vimos en 2022. La primera fue en Santana, prueba fehaciente de lo que comentaba al principio.



Pero vamos por partes. Para la gira se están haciendo acompañar de Witch Fever —que no vimos—, grupo formado íntegramente por chicas, y de Bush, banda londinense, que lo petaron en los noventa con su clásico Glycerine, y que se encargó de caldear la velada gustando mucho al público presente. Hicieron hasta una versión del Come Together de los Beatles llevada a su terreno groove / grunge.

Cuando todo estaba preparado, un enorme telón con la silueta de los cuatro Volbeat cubrió todo el escenario. Nosotros nos habíamos acomodado bastante delante, en un recinto con una pasarela de unos 20 metros que los situaba prácticamente a un par de metros de donde estábamos.
El inicio estaba previsto a las 21:10 y, con disciplina nórdica, a la hora señalada cayó el telón, dejando al descubierto a estos cuatro daneses, que entraron como un cañón con “Devil’s Bleeding Crown”, acabando ya desde el inicio en la frontal del stage de media pista. Pudimos comprobar bien cerca que Michael Poulsen llevaba una SG verde y negra. Saludó a Bilbao con “Lola Montez”, uno de sus varios hits, que fue espeluznante. Desde el minuto uno, desgranando su colección de temazos y volándonos la cabeza. En este tema ya comenzó a tener mucho protagonismo el nuevo guitarrista, Fleming C. Lund, que tiene la difícil tarea de sustituir a todo un mito como Rob Caggiano, quien abandonó la banda recientemente para centrarse en su vida personal y su estudio de grabación. Este es un tema que funciona fenomenal en directo y en el que, desde ya, Michael comienza a saltar de un micro a otro por los tres micrófonos habilitados, como acostumbra.
Para “Sad Man’s Tongue” se colocó una acústica fija delante y comenzó con los acordes de “Ring of Fire”, de Johnny Cash, a quien siempre, de una forma u otra, rinde homenaje.

“Demonic Depression” es un tema del nuevo disco, mucho más metalero y con mucha presencia del doble bombo. Para este tema cambió a una SG negra y, al ser menos reconocible dentro de su repertorio, sirvió para bajar un poco las pulsaciones. “Fallen” se la dedicó a su padre y con “Shotgun Blues” saltaron al hard rock. El guitarrista Fleming demostró tener mucha presencia y actitud. Llegó el momento del tema del nuevo disco “In the Barn of the Goat Giving Birth to Satan’s Spawn in a Dying World of Doom”, que podría traducirse algo así como En el establo de la cabra que dio a luz a la progenie de Satanás en un mundo agonizante y condenado. Ahí la llevas. Jajaja.
En una entrevista que leí con motivo del lanzamiento del disco, Michael reconocía que habían puesto ese título a la canción “como un poco de coña”; ¿quién en su sano juicio iba a titular así una canción?
Para este tema comenzó con una Gibson fija en un pie para hacer una intro muy rocanrolera y después entrar a matar con la SG verdinegra. Y lo del doble bombo de Larsen es un espectáculo. “By a Monster Hand” es otra de las nuevas, más metalera y más pesada.
Llegaba el turno de uno de sus mayores hits, “Heaven Nor Hell”, y de una de mis dos o tres favoritas de los de Copenhague.
En “The Devil Rages On” hizo un pequeño speech para bajar las pulsaciones. ¡Con el speech, eh!, porque con el tema no: este es mucho más hardrockero.

“Die to Live” es otro rock and roll en el que se quedó solo al frente del escenario. “Time Will Heal” es otro tema del álbum nuevo y sirvió para rebajar un poco el ritmo, aunque pidió palmas al final.
Con “Black Rose” volvieron al rock and roll, donde pidió la colaboración del público para los “¡Ohhh!”.
Estaban dispuestos a sellar el trato con “Seal the Deal”, donde sacaron los cañones de humo y recordaron a Elvis con un fondo de pantalla gigante.
El final se acercaba con “For Evigt”, que relajó un poco el ambiente, pero es un temazo —de sus mejores—, y en cuya parte central cantan unas estrofas en su danés natal, consiguiendo hacer enmudecer al BEC. En la parte final, el guitarrista cogió una acústica fija en un pie mientras Michael acababa delante de todo, acompañado por el bajista Larsen, que le hacía los coros.
Parecía que esto se acababa con “Still Counting”, donde presentó a la banda: Fleming, el recién llegado a la guitarra; Larsen, a la batería de doble bombo; el otro Larsen, al bajo y coros; y Michael Poulsen, guitarra y voz. Definitivamente cerraron con “Warrior’s Call”, enlazada con “Pool of Booze, Booze, Booze”, haciendo de las dos canciones un todo.
Bolazo de los daneses, una de mis bandas favoritas —si no la más— ahora mismo. Un concierto de esos que te deja con el pelo para atrás varios días. Bueno, estoy escribiendo este texto 48 horas después del evento, y tengo que admitir que aún me dura el síndrome de Stendhal.
En el debe, les puedo poner que un show de 95 minutos me pareció un poco escaso para el nivel en el que están y para el repertorio que tienen, porque se dejan en el tintero auténticos temazos como “Wait a Minute My Girl”, por ejemplo. Deberían plantearse un show de dos horas.


En el haber, es una banda que me fascina. Son los mejores. Y una de las cosas que siempre más me ha maravillado de este grupo, siendo eminentemente una banda de metal, es esa capacidad que tienen para pasar del metal al rock and roll, volver al metal, pasar al rockabilly o al hard rock, con toda la naturalidad del mundo. Como vulgarmente se dice, sin ponerse ni coloraos. La primera vez que les vi, en un artículo para Heavy Rock, definía su estilo como MetalBilly, pero es que van mucho más allá. Sus guiños al rockabilly son constantes, con homenajes a Cash, Elvis, Jerry Lee Lewis… Y eso que esta gira es mucho más metalera que las anteriores: han abandonado un poco el rock and roll, eliminando temas como “16 Dollars”, “Lonesome Rider”, “Wait a Minute My Girl”, “Pelvis on Fire” o “Doc Holliday”. Por eso digo que, recuperando algunas de estas canciones —temazos, por otra parte—, llegarían sin despeinarse a cubrir un show de dos horas.
Por lo demás, la maravilla que siempre supone ver un concierto en el entorno de Bilbao, por el mimo que le ponen a los horarios, sobre todo. Ir a un concierto a Bilbao y que a las 00:20 estés enfilando la puerta de tu casa en Torrelavega es una auténtica pasada.

La única pena que me queda es pensar cuánto falta para poder verlos otra vez por el país. Porque, si no, tendremos que esperar otros tres años, mínimo, a que se dejen caer. Y eso sí que no.
Forever Volbeat
Manuel Quintana Ortiz (Manolo Rock City)
Barakaldo, 28/10/2025

 
						
					 
						
					