Se celebró la segunda edición del festival punk Antorcha, en Miranda de Ebro el pasado 22 de Noviembre. Tras el éxito del año anterior este año repiten sold out, y cabeza de cartel: Non Servium. Además, para los entusiastas del género, se añade el atractivo de la actuación de una banda mítica como es Decibelios.
Aparte de las actuaciones, el carácter reivindicativo del festival incluía otras acciones del tipo visita guiada a un campo de concentración, o una exposición de carteles de la Guerra Civil.
Por problemas de agenda no pude ver a todos los grupos que me hubiera gustado ver. Cuando llegué estaban terminando su actuación Sons of Aguirre. Al acabar, típica putivuelta a mirar el merchan, conseguir tickets para bebida, y ver cómo está montado el recinto.

Comenzaron puntuales los Kaos Urbano, uno de los grandes atractivos del festival. Los de Alcobendas comenzaron con Perdóname, Madre, de su último disco, Punk Saves Madriz. Cayeron otros clásicos de la banda como Ante la muerte, Ángel caído, Suburbiales, Nuestros mejores momentos (lo que fue la precuela de Perdóname, Madre), Como Cantoná (con saludo incluido a los hinchas del Mirandés, del Cádiz y del Rayo Vallecano), y Años salvajes. Sku, el cantante, tuvo sus más y sus menos con el técnico de luces. Muy buena su actuación, aunque eché de menos bastantes canciones. Entre ellas, me sorprendió que no tocasen Los mató el estado, canción en la que se menciona a Decibelios, banda con la que precisamente compartían escenario esta noche.

Tras el punk reivindicativo de los madrileños, tocaba una banda más fiestera. Los vitorianos Segismundo Toxicómano estaban casi en casa, y eso se notaba por la respuesta del público, muy poguero y bailón durante casi toda la actuación, la cual fue bastante divertida. Se bailó,m cantó y gritó sobre todo Murallas, que fue de las primeras de su actuación.

Los suecos Perkele dieron el toque más folk al festival. No las tenía todas conmigo sobre cómo iban a encajar, pero el veterano trío consiguió enganchar al público más de lo que me esperaba, que estuvo muy activo durante su actuación. En respuesta, agradecieron en euskera varias veces la respuesta del público. Como nota curiosa, durante Working Class se marcaron un medley con clásicos del rock/heavy: Detroit Rock City, Holy Diver, Crazy Train y Breaking the Law. Terminaron con Forever.

Llegó el momento para la banda más esperada del día. Fueron la última incorporación al cartel, sorprendentemente, ya que fueron cabeza de cartel el año anterior también. La banda de la que más camisetas se vieron entre los asistentes. Posiblemente la banda de Punk Oi! nacional más importante ahora mismo, con giras por Sudamérica, Europa y China. Vienen de reventar el Palacio de los Deportes de Madrid justo hace un mes. También una banda que demuestra que no le importa bajarse al barro (dieron una actuación sorpresa a pie de calle en la Batalla Naval de Vallekas este verano). Se hizo la oscuridad y el silencio. En el escenario, dos roadies agitando sendas banderas enormes mientras sonaba la intro. La gente se esforzaba por conseguir un hueco lo más cerca posible del escenario. Comenzaron Non Servium. Sonaron himnos como Resurgir, De entre los muertos, Espiritu del OI!, Madrid o Antinazis, con la que acabaron. Se gritaron consignas constantemente entre público y banda, hubo bengalas, Hubo banderas. Había momentos en los que aquello parecía la grada de animación de un partido de fútbol. Se despidieron del público mientras sonaba Ellos dicen mierda, de La Polla Records. Tremendísima su actuación, pero sobre todo tremendísima la respuesta del público. Normal que quisieran repetir.

Tras el huracán que arrasó el festival, le tocó Decibelios dar la nota más ska. Los catalanes, considerados fundadores del Oi!, formados en 1980, y en activo desde su reunión en 2014, daban su único concierto del año en Miranda de Ebro. Su punk con metales es elegante, bailable, y cómo no, divertido. De su actuación me quedo con Estos macarrones aún no están hechos, versión del Angelitos negros de Antonio Machín.

Aunque aún quedaban bandas por tocar, el frío y el cansancio hicieron mella. Llegado a este punto nos retiramos a dormir, con buen sabor de boca tras lo vivido en el festival. Quedan muchas cosas por mejorar, pero para ser una segunda edición hay que reconocer que está muy bien montado. Espero poder volver el año que viene.
Texto y fotos: JIMY
