

Cuando Myriam Gendron vuelve para hacer el bis nos dice que acaba de fallecer Michael Hurley y que se va a despedir con una de sus canciones, “Werewolf”, se la ve afectada por este hecho a pesar de que gran parte del concierto ha estado atravesado por la muerte. Esa última canción acaba de rompernos definitivamente.
Myriam Gendron ha llegado hace pocas horas del largo viaje en avión desde Quebec, parece cansada y nerviosa ante el arranque de su mini gira europea (cinco conciertos). Es la primera vez que actúa en España y después de la segunda canción confiesa que cuando era joven hablaba español, pero que ahora solo lo entiende; nos pregunta si preferimos el inglés o el francés para comunicarse durante el concierto, la mayoría del público opta por el inglés, bueno, menos mal que tengo traductores simultáneos (gracias Sergio y Pilar). Aunque parezca contradictorio, se la ve humilde y hasta cierto punto vergonzosa, pero comunicativa. Para ese momento ya había comenzado con el instrumental “There Is No East Or West”, seguido de “Go Away From My Window” y ya nos tenía a sus pies.
En el escenario está ella sola en un taburete, un par de guitarras, unos pedales y una harmónica que al final no usó. La sensación es que podría prescindir de casi todo y aquello no perdería un ápice de magia. Canciones como “Poor Girl Blues”, “Par un dimanche au soir”, “Terres brûlées”, “La belle Françoise (pour Sylvie)”, “Go away from my window” van cayendo poco a poco, sin prisa, entre el fingerpicking y en algunas, unos sencillos y sutiles loops para acompañar. Canta de maravilla y siempre con los ojos cerrados, el sonido es puro, claro y cristalino.



La noche transcurre entre el silencio sepulcral durante las canciones, los suspiros al finalizar estas y susurros entre los asistentes para no romper ese estado de ánimo, sólo el golpeteo de los hielos en la máquina rompía ese silencio, que demuestra un respeto hacia la artista que no es fácil encontrar últimamente. Ese silencio por el nos mostró su agradecimiento al finalizar.
Después de dos discos, este tercero es el que está recibiendo “más promoción”, es la segunda vez que visita Europa para tocarlo. El primero, con adaptaciones de poemas de Dorothy Parker, “Not So Deep As A Well” (2014), no pudo defenderlo en directo ya que estaba recién parida; en el segundo, “Ma Délire – Songs Of Love, Lost & Found” (2021), rehace viejos temas folk canadienses y después de una mini gira, se recoge a cuidar a su madre enferma terminal hasta que fallece; eso da pie a que se lance a componer por primera vez sus letras: supongo que alguien que ha sido librera y con constantes referencias literarias sea muy exigente en este punto, pero lo supera con nota en este tercero y último “Mayday” (2024).
Una de las razones por las que sabes que un concierto ha sido bueno es charlar con alguien que no conocía de nada al artista y que salga encantada, con cara de emoción y con un disco debajo del brazo. De los cerca de cuarenta que éramos, al menos le pasó a una, y el resto salimos pensando que podría ser uno de nuestros conciertos del año.
Quiero creer que el nombre de Myriam Gendron se irá haciendo más popular y pienso que será casi imposible volver a disfrutar de una noche así. En futuras visitas doy por hecho que habrá gente que estará porque “hay que estar” y porque se han tropezado con el eco. Espero equivocarme, pero me alegraré por ella.
Al final, en el obligado paso por el puesto de merchan, estuvo encantadora con todo aquel que se le acercó, que fácilmente fuéramos la inmensa mayoría de todos los que allí estuvimos.
Noche para el recuerdo.
EL PANOLI OPTIMISTA, SALA MARAVILLAS, JUEVES 03/04/2025