

A lo mejor de todos los años hasta ahora, el de este es el cartel de Soundcity que menos me controlo a priori. Porque, una cosa es conocer los nombres y otra haber escuchado bien a las bandas, ir listo y sabiéndote de memoria el repertorio. Optamos por el jueves para ir sin niños y con espíritu explorador, A KSC y Bala los tenemos trabajados, el resto se presentaba como una oportunidad de profundizar en bandas que has escuchado menos, pero esa es una de las ventajas del formato festi, seguir conociendo.
Os cuento:

Siete y media. Fai un sol de carallo. Vamos a por el primer litro de cerveza para intentar al menos refrescarnos por dentro. En el escenario King Size Co. en formato sexteto, como viene siendo habitual en esta etapa de reunión. Me comenta mi amigo Isma, que él les vio en su época. Me hace gracia la perspectiva del tiempo; son leyenda. Se han ido convirtiendo en viejos rockeros que lucen galones y maestría. Five Rock Songs va camino de los veinte años. Se desenvuelven sin problema en escenario grande, con continuas interacciones entre las tres guitarras. Les ha tocado abrir, me hubiese gustado pillarles un poco más caliente, y con las luces y pantallas a fuego, la verdad, pero eso no le resta energía a un concierto memorable. Me pareció especialmente emotivo el guiño a Electro L, (banda seminal de la que salieron tres de los miembros de KSC.) con la versión de Play it for Her, incluida en el mítico recopilatorio Músico Cántabro Busca, que a lo mejor los más viejos todavía tienen en la estantería. Como dice Maria del Mar es un lujazo tenerles en casa, si fuesen de fuera a lo mejor les poníamos una limusina para llegar.
Es el turno de Viva Belgrado. Os vais a reír pero durante mucho tiempo confundí a Viva Belgrado y a Viva Suecia, y claro, no entendía nada, porque cada canción me parecía de una madre. Anoche me vino fenomenal para acabar de centrar el tiro. Y mira que mis dos amigos Dave me han insistido con estos, pero a veces no hay tiempo para escuchar a todas las bandas.
Los Belgradenses ofrecieron un concierto muy intenso y bastante oscuro que enganchó con una parte del público y dejó a la otra mitad preguntándose qué coño estaban viendo. Claro, comentaba con un amigo muy fan de Sínkope, que aterrizar sin querer en un concierto como este, es como si te plantan en una conferencia en ruso sin haber ojeado si quiera un diccionario. La camiseta de Lisabö del batería sirve como primera pista para quien ande perdido, estos no son los indies de macrofestivales, son los otros indies. La segunda en el morro, una buena sección de noise y screamo, conjugada con influencias muy variadas, incluso post hardcore, o post metal, que crean paisajes densos, pero a veces abren a melodías pop. Joer, que interesante, digo. Joer, te lo dije, dice uno de los dos Dave. A lo mejor ellos te quieren contar más en profundidad el concierto en el foro, yo de momento me llevo de tarea escuchar Cancionero de los Cielos con la atención que merece.
Como anécdota hay que contar que se les rompió la furgo de camino y tuvieron que cruzarse la península ardiendo en una de repuesto, con las ventanillas y el aire acondicionado rotos. A punto de morir deshidratados por el rock and roll. Gracias por el coraje.

Y de seguido Sínkope, a quienes conozco desde los inicios, porque nos han enviado mucha promo, pero que siendo sinceros no están en la horquilla de lo que más me pongo en casa. Se da la paradoja de que algunos de mis amigos que son muy seguidores del grupo les conocieron porque nos escucharon pincharles en el programa. Ellos sí que se las cantaron todas… Me alegra tanto poder ayudar a los grupos a llegar a las orejas adecuadas…
Pero mira, así como digo que el estilo de Sínkope no está entre mis preferencias personales os digo que defendieron un concierto de rock con un sonidazo nítido y cristalino, con una ejecución impecable y con una voz, que aunque a mi se me hace un poco monótona en la cadencia, estuvo todo el rato clara, potente y en su sitio.
Me fueron ganando poco a poco por su sinceridad, y por sus proclamas claras y directas, en estos tiempos de mierda en los que hay que volver a explicar todo desde el principio y no valen medias tintas. El finalazo con brindis a Thin Lizzy me sacó una sonrisa, y me hizo buscar al amigo Bpop / Pope entre el público con la mirada, no llegué a verle, pero seguro que estaba dando saltos.

Puede que se me escape alguna fecha intermedia, a lo mejor en algún Viña Rock o algún Derrame, pero los recuerdos más nítidos que tengo de haber visto a Evaristo son de hace unos 25 años, en el Royal y en un festi que hubo en Cartes con Def Con Dos y ¿Tiburones? – Ha pasado tanto tiempo, y sin embargo sigo asintiendo con la cabeza cuando escucho aquellas viejas canciones.
Había quien iba buscando aquellos recuerdos al concierto de Tropa do Carallo y salió escaldado. A mi me parece muy honesto, tiene uno que acabar hasta La Polla de cantar siempre las mismas, y es una puerta de salida correctísima montar otra banda, hacer otros temas, salir al escenario y poder defender ideas que no tienen cuarenta años. Hacer que merezca la pena seguir componiendo.
Lo bueno de Tropa do Carallo, que es de verdad, que Evaristo sigue siendo un cabronazo de lirica torcida, que en 2025 sigue fumando y cagándose en los cuerpos del estado desde el escenario. Es lo que hay. Lo malo es ser viejo, y que las canciones nuevas no estén tatuadas en tu historia y abran puertas a momentos irrepetibles y toda esa mierda. Por eso digo que es mejor así, joder, que no había futuro.

Bala se subieron al escenario sin prueba previa. Me contaba Sami Soundcity que la tarde fue una serie de catastróficas desdichas que hizo que la mayoría de las bandas tuviese problemas de uno u otro tipo y no se pudiesen hacer las pruebas como se debe. Pero al lío. Subieron a darle jabón y a solucionar las movidas sobre la marcha, y esa actitud fuese que el concierto tuviese una dinámica siempre a más. Comenzaron casi en modo prueba, como si en vez de en el escenario de un festi estuviésemos en el típico check entre bandas de los Centros Sociales, venga dale, se ha roto una movida de la guitarra, cuenta unos chistes Violeta.
Pero joer, a partir de ahí menuda rampa de subida. ¿Se puede decir muro de guitarras cuando es una sola? Punk de actitud, pero luego un sonido Stoner que tumba edificios, voces gritadas desde el fondo de una caverna, batería con espectacular pegada, caos y musicalidad. Y Grunge? Sí, la versión de Territorial Pissins le da inmediatamente la razón a mis pensamientos. Coreamos a gusto Agitar, Equivocarme, Prisas y otras tantas que en estos últimos años se han ido haciendo un hueco imprescindible en nuestras playlists.
Por fin me saco la espina y veo a Bala tras perdérmelas en lo de La Cultura como Base del Pensamiento Critico y junto a S.A. por motivos varios. Tenía expectativas encontradas porque me habían contado una cosa y la contraria; en el Soundcity fue un rotundo Sí. De menos a muchísimo más.

Bala terminaron dando las gracias y reconociendo el mérito a este modelo de festival pequeño, que parte del alma de una asociación que se deja la piel en mostrar música a los vecinos año tras año y ya van casi diez en este formato, al menos otros tantos programando en otros. Nosotros también lo hacemos… ¡Menos mal que nos queda Portugal!
Fotos: Sonia Toledano
Durante estos días iremos compartiendo en redes muchas más de todos nuestros fotógrafxs colaboradores y amigxs.