POLVO Y MUGRE
Espectacular lleno absoluto en el Niágara de Santander para la presentación de los respectivos nuevos álbumes de Voltaje Cadaver y Wet Cactus.
Un plan como el de ayer noche es capaz de sacar de casa hasta al más perezoso. Las cosas se están haciendo muy bien de un tiempo a esta parte y se nota como la infraestructura ha crecido en todos los sentidos; salas, sellos, buenas campañas de promo, mejores estudios de grabación… La doble presentación de anoche fue una clara muestra de lo que viene sucediendo, y quien no lo quiera ver es que está un poco ciego. Doce pavos tuvieron la culpa, pero te volvías a casa no sólo habiendo vivido un par de conciertazos, si no con los dos nuevos álbumes en el bolsillo.
Voltaje Cadáver son relativamente nuevos (unos cinco años en activo) pero sus músicos no, por ello era de esperar que su reflejo en CD fuese un debut de los que tiran para atrás, y así ha sido. No es momento ahora de centrarnos en comentar el disco (que esperemos poder desgranar pronto, como Disco de la Semana), pero si de hablar de cómo se ha solidificado su directo. No les veía desde febrero de 2016 cuando tocaron en el New junto a Innerself y el crecimiento ha sido exponencial. Ya ese día me dejaron bastante impactado, pero la incorporación de Oscar como segunda guitarra y todo el proceso de grabación del disco y en general la madurez que siempre va llegando según se va tocando juntos hace que ahora mismo sean una de las propuestas más sólidas que se me vienen a la cabeza de entre las bandas que nos rodean. Suenan como un puto cañón, los riffs son sucios pero a la vez tienen mogollón de detalles y se nota la cantidad de música que llevan encima no sólo como guitarristas si no también como oyentes. Manu vocifera como nunca y lo de Panchi es ya de otra galaxia. Estaba viendo el concierto con unos colegas de Madrid y tenían los ojos fuera de las órbitas mientras me decían que normalmente los baterías se dividen entre los que tienen pegada y actitud y los que son muy técnicos, pero que era muy difícil encontrar a alguien que tan claramente poseyese esas dos virtudes. Los que le conocemos desde hace décadas sabemos que la potencia la traía de serie y el control es fruto de la experiencia y muchos años de trabajo y dedicación. El concierto rodó como si una mano invisible arrastrase la cabeza de la gente adelante y atrás mientras tocaban íntegro “Todos los colores de la oscuridad” más una versión de Bomber en homenaje a Motörhead. La sala hizo lleno absoluto, así que es necesario recordar que Voltaje estarán presentando también la semana que viene en el New durante la feria de Distribuidoras.
Después de que estos nos pasasen por encima como un rodillo dudé durante unos segundos si el orden de los grupos había sido el adecuado, ya que por estilo parecía más lógico colocar a los Stoner primero y a los más Metálicos segundos, pero no me daba mucha cuenta de que los Cactus guardaban el arma secreta que haría llegar la noche al máximo climax. Su sonido envolvente y cargado de Fuzz y Big Muff empezó a hacer bola y de repente como en una comunión psicodélica la peña se volvió absolutamente loca. Yo que estoy un poco más viejo y estaba viendo el bolo tranquilamente apoyado en una columna no pude evitar sonreir al ver tanta exultante juventud dándolo todísimo en primera fila. Mire para los lados y no vi a muchos de los que hace diez años lloraban por las esquinas “No hay relevo”. Son dos discos ya, el primero homónimo y este Dust, Hunger & Gloom; damos a Wet Cactus por absolutamente consolidados. Pese al doblete del guitarrista la energía no decayó en ningún momento, y tanto las partes cantadas como las largas y envolventes instrumentales funcionaron a la perfección con un público dispuesto a auparles hasta las nubes y más allá. Así da gusto.
Después del exitazo de la noche me quedó claro una vez más que si las bandas de nuestra zona no crecen más es porque muchas veces los trabajos y la vida en general no deja el hueco suficiente como para poder llevar adelante un proyecto con continuidad, porque desde luego, lo que es empeño y talento sobran por todos los lados.
Crónica y fotos by Óskar Sánchez.