

Desde el primer segundo de BESTA, el último álbum de BALA, un rotundo “¡No!” te atiza en el morro. Sacado de sus mismas vísceras van a gritarte todo lo que no las gusta, y te lo van a escupir a la cara desde el minuto cero. Aquí no hay escapatoria; te van a coger de las solapas y vas a tener que escuchar. Apenas te estás recuperando del primer golpe y ya vas por la mitad del disco. 12 cortes en 33 minutos y ni uno sólo de ellos es de relleno.
BALA demuestran de nuevo una personalidad marcadísima. Son distintas y muy distinguibles y, en BESTA, vemos cómo van haciendo camino como banda y consiguen aportar un toque de variedad sin abandonar su estilo tan propio: pura rabia en bruto.
Hablando un poco de esta variedad quizás de lo primero con lo que me quedado ha sido con una vertiente sludge que me ha traído a la mente a bandas como KYLESA (quizás simplemente porque es una banda que he escuchado un montón de ese palo) en temas tan guapos como INMUTABLE o FUERA, mientras que el stoner se hace notar con fuerza en EQUIVOCARME para arrancar el álbum. El sorprendente arranque con la colaboración de TANXUGUEIRAS y su aire de FOLKGALLEGO quizás viene a subrayar esta sensación de algunas pinceladas de otros colores en este álbum, es un momento para dejar de apretar los dientes y (a su manera) sacar un lado más emotivo. Por encima de todo esto, por su supuesto un persistente aroma punk impregna todo el álbum, destilando esa mala hostia y furia que las define. PRISAS como ejemplo, me flipa. (Ayayayayayy!!!)
Con todo, la voz en BESTA tiene un papel principal. Parece añadir una capa más de distorsión al ya denso muro de sonido de la banda, al mismo tiempo que multiplica la fuerza de pegada de su percusión. Si a esto le sumamos la gran carga que llevan de mensaje en todas sus letras, hace que a su música le destaque todas sus virtudes y concluya en un álbum notable.
El tema central que atraviesa las letras es crudo y directo, vienen “llenas de historias feas o bonitas”, pintadas sobre el paisaje de la asfixiante presión de la vida cotidiana de fondo. El disco es un testimonio del esfuerzo titánico que a veces supone seguir adelante con el peso que llevamos encima y con el que, en algún momento, cualquiera se puede identificar en sus quehaceres del día a día. Las letras de este disco rezuman una urgencia que las hacen más directas aún si caben.
Este disco no es un viaje agradable, pero si decides dedicarle un poco de tu tiempo enseguida va a conseguir encender algunas emociones que te harán volver una y otra vez.
¿Su mejor trabajo? Yo sí lo creo.
Borja Ponga