

Cuando uno busca por internet cosas raras, se pueden encontrar teorías disparatadas, como aquella que dice que Elvis está vivo, o que Jim Morrison fingió su muerte y vive en África… Escuchando BOLSA AMARILLA Y PIEDRA POTENTE yo lanzo una: Jesús de la Rosa vive en la garganta de Dandy Piraña:
La fuente, el primer corte del nuevo disco de Derby Motoreta’s…. Es un chute enérgico y veloz, con una simbología rica en imágenes: “Llevo en el pecho una aguja de alacrán” … y ahí está Lorca, una presencia que inunda todo el álbum:
órganos psicodélicos y cambios de ritmo estratégicamente situados, hacen de este sorpresivo y brutal primer corte un argumento lo bastante solido como para escucharte varias veces el disco, rematando con el salvaje y esperanzado final, que te deja exhausto.
A continuación, Manguara, con ese ritmo entrecortado y la voz entre triste y perezosa:
No es exactamente lenta…. Sube poco a poco… cuando crees que estalla… vuelve la calma… esa tensión que permanece durante parte de la canción, no te libra del épico estallido y subida de voz de Dandy, esta vez mostrando mucha más melancolía;
Es como si notaras que te eleva te eleva te eleva hasta que llegas a un lugar luminoso, a muchos metros por encima de la tierra. Y ahí te deja, para quitarte el aliento con el siguiente corte, el chinche, un ritmo trepidante y una armónica que te remite a la música americana mas pura, como si te dijeran: Somos psicodelia, somos rock, pero también somos la armónica del medio oeste, distorsionándola y llevándola a un nivel de furia desconocido.
Seis pistones continua enérgico. Aquí Jesús de La rosa parece mas presente que nunca, la metáfora se vuelve paradójica: “La sombra de la noche deslumbra”. Los temas de la muerte y el amor tratados de una manera distinta, buscando que la letra se retuerza y encuentre significantes y significados distintos, moldeando la palabra y tallándola sin prejuicios: “La bala ha reventado ya desde la oscuridad blanca” y me parece que perfectamente podría estar leyendo la desesperanza de “Poeta en Nueva York”.
Tierra un recordatorio épico y desgarrado del final de un amor, donde un intermedio larguísimo de silencio gozoso y recuperación del aliento, nos lleva a dejarnos con la boca abierta, ante lo que a mi me ha parecido como escuchar a Robert Johnson en una de esas grabaciones viejas, polvorientas, en su última actuación antes de ser asesinado (o quizás no murió, y solo quiso desaparecer, siguiendo con teorías extrañas) tiene ese sabor de lo añejo, de oler el wiski, ver el polvo y a Johnson dando su alma, una vez más… hasta que la grabación se raya, como si asistiéramos a una última nota que su espíritu errante repite eternamente. Una suerte de rito místico abre ef laló, cambiando enseguida a una especie de bulería, donde la elevación y la metáfora alcanzan niveles que no vemos habitualmente en el desastroso panorama musical español…y me atrevería a decir que en muchos otros paisajes musicales” … Se desparrama, caballo de la niebla sin control” donde una vez mas aparece Lorca, o eso le parece a quien esto escribe, pues le hace recordar al caballo relinchando continuamente en La casa de Bernarda Alba. Toda la canción tiene un aire, a pesar de los cambios de ritmo, de celebración litúrgica. Agua grande viene a continuación, grandiosa y breve para anunciar Prodigio, con toques andaluces, y un ritmo sincopado de una batería dificilísima e hipnótica.
Gun gun sigue con los ritmos árabes en su introducción, para acelerar a un ritmo que galopa a la grupa de ese caballo de niebla sin control:
Historia cotidiana de huida, todos huimos de algo… mientras Medina Azahara asoma entre la voz y las guitarras que de pronto pierden intensidad, pero aumentan su misterio, para volver a reventar y la prodigiosa voz de Dandy subiendo con desesperación y firmeza incontestables.
Pétalos nos pone los nervios de punta con ese inicio, usando inteligentemente auto tune: Es como una pesadilla disfrazada de actos cotidianos: Camina entre la ensoñación y la advertencia en una calma tensa, con la irremediable sensación de que la pesadilla va a terminar de manera oscura, sensación reforzada por la guitarra poderosa que no hace más que subir. Un cambio de ritmo nos acelera, nos ralentiza, juega con nosotros para llevarnos a un final distorsionado y volver a meternos prisa con Manteca:
“Llevo a la muerte como amuleto” es como si ese funesto presagio atravesara todo el disco: bajo una apariencia de relativo desenfado se desarrolla la eterna lucha Vida/Muerte, sobre todo espiritual, sensación acrecentada por el grito final, que remite a uno de los mejores discos jamás compuestos en castellano: Omega, concretamente al corte del mismo nombre, donde Enrique Morente aúlla absolutamente frenético y dolorido en medio de un maremágnum de una batería que no da tregua y que parece llevada por una Kali de millones de brazos: Las hierbas, las hierbas…. Se desespera Morente, desgarrando la garganta, sosteniendo la voz en sus manos de un modo inverosímil y elevándola más allá de la comprensión humana, quizás para ofrecérsela en sacrificio a alguna de las musas griegas de las artes, tal y como hace Dandy, aupado en el trampolín de las feroces guitarras batería y teclado del resto de estos zapadores de nuevos caminos liricos y sonoros.
Finalmente, Daddy papi nos cuenta una historia que puede recordar a una película de kinkis, donde se me vienen a la cabeza La estanquera de Vallecas, Yo El Vaquilla.etc. (kinkidelia en su estado más puro)
En definitiva, es un disco con momentos absolutamente memorables, otros escalofriantes, y que no se acaba: Con cada escucha encuentras una referencia, un recuerdo, un viaje emocional por historias que pueden haber o haberte ocurrido…y un bagaje cultural absolutamente alucinante, que hace que lo escuches casi en bucle. Derby Motoreta’s…. Lo han vuelto a hacer, han venido a hacernos creer en la música y en la cultura de verdad, la que se escribe con mayúsculas y perdura en el tiempo.
Alberto Crespo