

¿Has jugado alguna vez al Grand Theft Auto? Seguro que recuerdas esos momentos en los que toda la policía de la ciudad se echa encima de ti. Pues “GTA”, el sexto corte del segundo LP de Aiko el Grupo, habla justamente sobre eso. Tú vas todo tranquilo creyéndote el amo de la carretera y diez segundos más tarde estás rodeado de luces azules y sirenas. Es entonces cuando te das cuenta de que, como dice el título del disco, “Me están apuntando con un arma”, y lo peor es que sabes que no vas a ser capaz de esquivar ni una puta bala.
Si cualquier otra banda se pone a hacer un tema sobre videojuegos lo más fácil es que les quede un guiño bobo e intrascendente. Pero, en manos de Aiko, la broma alcanza cotas de lamento existencial: cuando cantan “estoy fuera de control / voy sin manos cuesta abajo” no se sabe si están reventando el coche en el que van montadas, o si están tirando por la borda su vida entera.
El caso es que, en vista de que viven condenadas al desastre, las Aiko han decidido echarse unos pogos y unas risas a costa de sus males. Para ello juntan unas guitarras cabreadas, una batería rauda, unos teclados medio marcianos y un enjambre de voces entre gritos, arcadas y coros infantiles. En este disco hay caos, hay punk y también hay pop. Pero sobre todo una colección de temazos brillantes del primero al último. Y, ojo, porque hay material de suficiente peso como para que este enorme “GTA” ni siquiera me parezca de los más memorables del conjunto.
* * *
El primero de los cortes es “Niños futbito y niñas lo que sea”, en el que se acuerdan de ese sitio en el que casi todo el mundo se encuentra fuera de lugar: el colegio. A partir de ahí el álbum va mostrando una colección de historias en forma de rodajas de una vida pocha que hablan sobre amigos que no están para otra cosa que no sea meterte en problemas, romances que hacen que pierdas tu fe en el amor, y otros tipejos que deseas que jamás se hubieran cruzado en tu vida. El caso es que me encanta la habilidad que tienen Aiko para disimular con carcajadas todo el trasfondo de melancolía y tristeza infinita de lo que cuentan. Por ejemplo, en “Soy una fracasada estúpida” cantan
Si cada español me diera una peseta
Cada vez que me acuerdo de ti
Tendría una cantidad ingente de ellas
Y aun así no sería feliz
y creo que no se pueden expresar más cosas con tan pocas palabras. Del mismo modo que me fascina su facilidad para crear estribillos incómodos. Sí, no seréis los primeros a los que les han mirado raro en la oficina o en el supermercado cuando se han puesto a tararear dramones tan pegadizos como “Me huele el pelo a cenicero” (“Sexo fender (cenicero)”), “Que me dejes en paz, asqueroso” (“K pesao”) o “Me cuesta hablar del tema” (“Wormz”). Por cierto, el angustioso “Yo te quería…” que corean en “Peñacastillo” me lleva a comentar que 2/3 de Aiko, Lara Miera y Teresa Iñesta, son cántabras en el exilio madrileño. Y se me pone el corazón en un puño cuando veo que han logrado colar uno de los rincones con menos encanto de Santander en el mapa de la música estatal.
El sonido del disco pega un volantazo en los dos temas finales. Y esto, más que despistar al oyente, lo que consigue es rematar la cohesión del álbum. Así, “La seli” es una catarsis ruidista prácticamente sin letra que parece un recordatorio de que en directo la banda suena como una bola de demolición. Y el disco se cierra con “Love Song”, una preciosa joya acústica a ritmo de bossa nova con la que parecen redimirse de los desastres anteriores (“ya no me asusta la policía”, reza el primer verso), y que además deja a la vista, por si a alguien le quedaba alguna duda, la destreza de la banda para elaborar finas composiciones.
* * *
Pues sí: en “Me están apuntando con un arma” hay coñas y hay ruido. Pero el que aquí solo vea un puñado de canciones de brocha gorda se está perdiendo todo lo mejor del grupo: su capacidad para retratar catástrofes cotidianas y a partir de ellas construir temones que ayuden a espantar la amargura, la frustración y otros traumas enquistados tras una adolescencia fatal rematada. Mucho de esto ya estaba presente en el debut del grupo, el divertidísimo “Va totalmente en serio…” (2020). Pero en este segundo álbum las Aiko tienen más claras sus intenciones, y la presencia en los controles técnicos de Carlos Hernández, el productor más significativo en el indie rock estatal durante la última década, hace que todo suene mucho mejor definido, más rotundo y con más brillo.
* * *
Teresa, Lara y Bárbara se presentaron en sociedad entre las últimas semanas de la pasada década y la víspera de la pandemia del COVID. En aquellos meses también se estrenaron Sandré, Pantocrator, Monteperdido o Malamute, todos ellos grupos de punk pop con chicas al frente. En aquel momento parecía que podría consolidarse algo parecido a una escena de bandas de ese palo, aunque con el paso del tiempo cada una ha ido tomando un camino bien diferente. Y así es como Aiko se han situado como la propuesta más consistente y la más duradera de todas ellas.
Meses después de la salida de “Me están apuntando con un arma”, Jaime Acosta, batería de la banda desde sus inicios, abandonó la formación para centrarse en su labor como guitarra de Viva Belgrado. A finales de año, este disco quedó en el puesto número 35 de los Favoritos de 2023 en Noche de Rock. Ya en 2024 Aiko el grupo publicaron un nuevo EP titulado “A tomar por culo”, y han continuado dando conciertazos hasta el día de hoy. Es todo un placer tener la posibilidad de contar en tiempo presente las aventuras de uno de los proyectos más potentes y divertidos que yo haya visto salir de Cantabria. Así que, como dice Bad Bunny, “Vamos a disfrutar, que nunca se sabe si nos queda poco”.
Texto: Carlos Caneda